Opina Radio Clarín
En estas horas se está completando el traspaso del mando en los Gobiernos Departamentales. Los Intendentes salientes entregan la administración a los sucesores, votados por la ciudadanía. La rotación se cumple como un acto natural de nuestra convivencia. En el cambio de algunos y la reelección de otros, palpita el espíritu artiguista de pueblos libres, comarcas autónomas y gobierno del pueblo, con cada gobernante sintiendo que sigue siendo verdad que su autoridad emana del pueblo y cesa ante la presencia soberana de la ciudadanía. Como muy bien dijo el Prócer en la Oración de Abril de 1813, pronunciada en Tres Cruces. Nuestro Uruguay necesita una profunda vitalización institucional. Las campañas electorales, los comicios y la asunción de nuevas autoridades no deben estirarse a lo largo de un año y medio, como ocurre ahora. Y el rito de votar no debe responder a una costumbre sino a una inspiración, impulsada por sueños, ideales y proyectos que conviertan a cada ciudadano en protagonista y no sólo en espectador de lo que otros deciden y lo que otros le cuentan sobre lo que piensan los demás. Nuestra vida republicana necesita enriquecerse con debates profundos y nuestra democracia debe recuperar la gracia del arte