Opina Radio Clarín
Terminado el largo ciclo electoral, el Uruguay ha completado el elenco de los servidores públicos que elige en las urnas nacionales, departamentales y municipales. Estamos en el momento justo para marcar urgencias y señalar prioridades. Para esa tarea, hace falta que se haga oír con fuerza la voz de la ciudadanía, porque indicar qué es lo más urgente y qué es lo prioritario no es un trabajo técnico sino una misión de la conciencia personal y colectiva. Entre los temas de máxima prioridad, tenemos en el Uruguay una cruza de mendicidad y vagancia –como se decía antes- con desempleo y situación de calle –como se dice ahora- que es necesario enfrentar derechamente y sin ambages. Las veredas del centro de Montevideo se usan como albergues, en cuyas colchonetas y cartones miserables malviven y mal duermen a cielo abierto, mujeres y hombres de todas las edades y de todos los consumos de drogas malignas. De a poco nos acostumbramos: primero nos horrorizaba su condición y nos condolíamos; después los esquivamos; y al final pasamos a no verlos, a tenerlos por inexistentes, a olvidarlos y a resignarnos a su permanencia y a su multiplicación. Pues bien. Es un deber de todo gobierno