Ayer naufragó en la Cámara de Representantes la ley que iba a  fortalecer a la Caja de Jubilaciones y Pensiones de la Caja Profesional.

Cabildo Abierto quiso recortar la suba del aporte de los profesionales, compensando a la Caja con aportes del Estado. Como su iniciativa no fue aceptada por los demás socios de la coalición, le negó sus votos al proyecto, con lo cual la Caja Profesional se mantiene amenazada por quedar sin reservas a partir de comienzos del año 2025.

La frustración del proyecto es angustiante para la Caja y sus afiliados, por lo cual en estas horas se están realizando esfuerzos contra reloj, ya que faltan sólo dos días para el viernes 27 de octubre, fecha en la cual entrará en vigencia la prohibición constitucional de incrementar el gasto público dentro del año anterior a las elecciones.

Ahora bien. Aun si se logra destrabar el trámite y se construye un consenso de última hora, debe preocupar a la ciudadanía la incapacidad parlamentaria para entenderse constructivamente y la repetida aparición de enfrentamientos que se convierten en pulseadas de poder que funcionan como máquinas de impedir lo que todos sabemos que es imprescindible.

En estas horas, se están desarrollando varias ocupaciones de liceos públicos y se tiene anunciado un paro total del transporte para pasado mañana viernes. Estas medidas afectan la regularidad en la enseñanza y en la movilización de la gente que viaja en ómnibus.

Las produce también la rotundidad de las posturas y la incapacidad de dialogar forjando soluciones. Esa rotundidad y esa  incapacidad afecta no sólo al Parlamento. Se da en muchos órdenes de la vida pública. No es de ahora sino que data de mucho tiempo atrás. No afecta sólo a las instituciones y las empresas, sino también a las asociaciones civiles y a las familias.

El Uruguay necesita reformular su modo de debatir y reconstruir su conciencia de que ciertas frustraciones son inadmisibles. Necesitamos todos, sí, aprender a conciliar lo aparentemente contradictorio, como nos enseñó nuestro filósofo mayor, Carlos Vaz Ferreira.

De lo contrario, viviremos en sobresaltos, recortando nuestro propio horizonte y el de las generaciones que vendrán.

Así lo siente y así lo firma Radio Clarín..