Anteayer 31 de enero, la delegación argentina ante la Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP) aprobó la documentación presentada por Uruguay para profundizar a 14 metros, el canal de acceso del puerto de Montevideo, lo que permitirá que lleguen a él buques que tendrán mayor calado y mayor capacidad de carga que los que recibe hasta ahora.

         Nuestro Canciller Omar Paganini comunicó públicamente que la delegación argentina “anunció que la información […] resultó completa y suficiente, y que no tiene objeciones para el avance de ese proyecto” y señaló que “es bastante notorio el cambio de talante del gobierno argentino respecto de estos temas”.

         Ese cambio existió efectivamente, pero más que un cambio de “talante” fue un cambio de orientación: para la visión kirchnerista oponerse a profundizar el puerto de Montevideo integraba una política de proteccionismo para los puertos de Buenos Aires y Rosario, que revivía la histórica rivalidad nacida en la época del coloniaje.

         En cambio, el nuevo gobierno argentino, a diferencia del anterior  entiende que aumentar a 14 metros la profundidad del puerto montevideano va a ser beneficioso para la propia Argentina y para la región entera, ya que “al progresar una parte, progresa toda la región” de la Cuenca del Plata, incluyendo la hidrovía Paraná-Paraguay y hasta Bolivia y Chile.

         Ese concepto no merece pasar inadvertido en nuestra América del Sur, ya que el desarrollo de nuestro continente sureño se entorpeció muchas veces por rivalidades económicas, distanciamientos ideológicos y recuerdos de horribles guerras entre pueblos hermanos.

         Es tiempo de enterarnos de que necesitamos emerger en un mundo nuevo, en el que muchas naciones han dado saltos en cantidad y calidad, preocupándose por alcanzar la excelencia en vez de dedicándose a entorpecer a los vecinos.

         Nos congratulamos hoy porque el puerto de Montevideo va a tener la profundidad que le hace falta para crecer. Y más allá del significado económico de este gran paso, celebremos que renazca el sentimiento de bien común por encima de las fronteras. Es lo que nos hace falta para que el Mercosur salga de su letargo y llegue a ser la mancomunidad progresista que anunciaron sus fundadores.

         Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.