El numeral 5º del artículo 168 de la Constitución de la República establece que al Presidente de la República le corresponde “informar al Poder Legislativo, al inaugurarse las sesiones ordinarias, sobre el estado de la República y las mejoras y reformas que considere dignas de su atención.”
Desde que asumió, el Dr. Luis Lacalle Pou ha preferido entregar dicho informe en viva voz.
Para ello, al comenzar el mes de marzo ha acudido personalmente a exponer ante las Cámaras de Representantes y de Senadores reunidas en Asamblea General. Así lo hizo en años anteriores y así lo cumplió el sábado pasado.
Su discurso fue una evaluación. Comparó resultados propios con cifras de gobiernos anteriores. Afirmó sus convicciones. Directa o indirectamente, retrucó críticas.
En el transcurso de su exposición –que duró algo más una hora- fue interrumpido por aplausos de los legisladores que apoyan al gobierno. Sobre algunos temas, concitó también el aplauso de la oposición.
Por encima del apoyo que, en conciencia, cada ciudadano le otorgue o le niegue al gobierno, la escena que ofreció la República no merece pasar inadvertida. Al contrario: merece grabarse a fuego en el corazón de todos, y muy especialmente de los desencantados de la política y de los jóvenes que se sienten indiferentes ante las pasiones de la vida pública.
La capacidad para aplaudir al Presidente -en pasajes referidos a temas concretos- que patentizaron muchos opositores es un indicio de cultura personal y cívica que no debe resbalarnos, porque es el fruto de una acumulación histórica que le dio grandeza al Uruguay.
Las mejores páginas de nuestra historia se escribieron por la comprensión recíproca entre adversarios. Es que no se construye un porvenir venturoso con medio país maltratando a otro medio país, ni surge una democracia nítida con el Presidente insultando a los parlamentarios o los parlamentarios denostando al Presidente.
Se construye entre todos, escuchándonos entre todos.
El diálogo esclarecedor lo necesitamos siempre.
Y más lo necesitamos ahora, cuando tenemos que enfrentar subdesarrollo y bolsones de pobreza moral y material que pesan en la conciencia de todo ciudadano sensible, cualquiera sea su orientación partidaria.
Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.