El domingo 25 de febrero –hace diez días-, se jugó la segunda fecha del Torneo Apertura.
A Defensor Sporting le tocó jugar con Cerro. Siendo locatario: el partido se cumplió en el Estadio Luis Franzini.
A los 80 minutos el cuadro del Parque Rodó goleaba 5-0. De pronto un proyectil cayó desde la tribuna de Cerro, hiriendo en la cabeza al asistente Julián Pérez.
El árbitro, José Burgos, decidió suspender el partido.
Fuera de sí, algunos grupos de parciales de Cerro saltaron al terreno de juego e intentaron apoderarse de banderas violetas, como si fueran un trofeo. Algunos hinchas de Defensor respondieron entrando a la cancha y se agarraron a trompadas con los de Cerro. Finalmente, no pasó a mayores.
Anoche la Comisión Disciplinaria de la Asociación Uruguaya de Fútbol dio a conocer el fallo final por los incidentes.
Al equipo de la Villa lo sancionó con cinco fechas sin poder jugar con su público cuando sea locatario y, además, con una multa de 40 unidades reajustables, equivalente a $ 65.693. Con respecto a los partidos, se le descuenta la preventiva, por lo que jugará sin su gente contra Cerro Largo, el clásico ante Rampla Juniors, Fénix y Nacional.
Defensor Sporting, por su parte, solamente recibió una sanción económica por invasión de cancha y pedreas. Deberá pagar una multa de 20 unidades reajustables, es decir, $32.846.
El episodio no pasó a mayores: no hubo lesionados, no hubo sanciones mayores…. Pero hizo muy bien la Comisión Disciplinaria en NO dejarlo pasar como una más de las cosas del fútbol.
Es que un proyectil golpeando la cabeza de un línea, una invasión de cancha y una trifulca con golpes y pedreas no deben aceptarse pasivamente porque no son cosas del fútbol sino despliegues antideportivos que deben erradicarse como maleza.
El país respetuoso que debemos ser se construye no sólo condenando la violencia que mata sino también la agresión que maltrata al adversario como si fuera un enemigo.
Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.