Los diarios y los informativos recogen hoy el resultado de las pruebas PISA, que, como se sabe, miden cada tres años el estado de educación de nivel secundario, siguiendo las reglas del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos.

PISA es la sigla que corresponde en inglés y el Programa busca valorar en qué medida los estudiantes pueden aplicar sus conocimientos, comprendiendo y resolviendo problemas de la vida práctica.

Para eso el sistema mide la capacidad en lectura, matemáticas y ciencias, y también en áreas transversales como aptitud para resolver problemas, para dialogar o para crear respuestas propias.

Además, PISA recopila información sobre la población que asiste a los centros educativos, el plantel docente, el tamaño de los grupos y los recursos disponibles, preocupándose por la formación de  base que reciben los estudiantes en su casa y en su contexto de vida.

En conjunto, debemos celebrar que el Uruguay vuelve a estar en la delantera, al ocupar el segundo lugar en Sudamérica, con puntaje muy cercano al primero en las pruebas PISA, que es Chile.

Pero más allá de celebrar el segundo puesto -conseguido con mejora en ciencia y mantenimiento en lectura- debemos preocuparnos porque volvimos a caer en matemáticas, lo cual daña no sólo la capacidad para defenderse en las cuentas: daña la aptitud para manejar pensamiento abstracto y cierra las puertas para la comprensión de gran parte del conocimiento necesario para andar por la vida.

Por tanto, el tema importa y reclama atención mucho más allá de la buena clasificación con que figuremos en el ranking de las pruebas PISA.

Lo que nos entra en juego es el nivel cultural de lo que vivimos y, sobre todo, de lo que vendrá.

Por tanto, no hay que echarse a descansar sobre los pálidos laureles de un segundo puesto en un continente amenazado por la pobreza y la ignorancia.

Hay que tomar el toro por las astas y multiplicar el esfuerzo de los grandes profesores que claman por enseñar matemáticas enriqueciéndolas con lógica y filosofía, porque esas materias son el pulmón natural para el aliento y la ambición de la cultura.

Los uruguayos debemos construir un país con una sola clase social: la de los orientales bien educados.

De lo contrario, seguiremos a los tumbos, aun cuando saquemos buena nota en las pruebas PISA.

         Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.