La democracia al garete.
En la reunión virtual de cancilleres de la OEA, realizada ayer, faltaron votos para reclamar al régimen venezolano de Nicolás Maduro que entregue sin demora las actas que dice que respaldarían su triunfo en las elecciones del pasado domingo. Frente a los 17 votos afirmativos hubo 11 abstenciones y 5 ausencias, de modo que no se alcanzó la mayoría absoluta de los miembros de la OEA para requerirle al gobierno de Caracas que pase en limpio los resultados de la votación.
Entre los gobiernos que se abstuvieron, figuraron Brasil, Colombia y México.
Entre los gobiernos que votaron el reclamo estuvo el Uruguay, que evidenció que el régimen venezolano, a través de su Consejo Nacional Electoral, presentó “números inverosímiles”.
Ante el fracaso de la moción, nuestro Canciller Omar Paganini, dijo con rotundidad: “No podemos entender cómo no pudimos aprobar una moción muy clara sobre este tema, perfectamente adecuada para esta situación. La OEA debería sentir vergüenza por no haberlo conseguido”.
Y agregó: “Lamentablemente, todo terminó de la peor manera: se proclamó un presidente electo sin finalizar el escrutinio; nunca se mostraron las actas originales ni se dio lugar a la auditoría de la oposición o de entidades independientes; se presentaron números inverosímiles, con falencias hasta matemáticas; se desoyó el clamor de la comunidad internacional reclamando transparencia y respeto a la voluntad popular. Uruguay estuvo entre esas voces, y seguirá estando, aunque moleste al régimen”.
Nuestro Ministro Paganini señaló que “la situación va escalando a niveles insospechados”, y apuntó a la represión sobre “gente desarmada” y a que “se encarcelan y secuestran ciudadanos sólo por ser parte de la oposición”.
Dijo sin ambages el Canciller: “.Para Uruguay, este no es un tema de ideología, de derecha o de izquierda, de bloques o alineamientos geopolíticos. Es un tema de derechos humanos y de democracia. Hoy la cuestión es entre democracia o dictadura, entre transparencia o fraude, entre libertad o represión”.
Las nítidas definiciones de nuestra Cancillería merecen fervoroso apoyo, ya que confirman la tradición democrática de nuestro país, en una etapa en que hay países que, por coquetería ideológica o por intereses geopolíticos, van dejando al garete los principios de la libertad y de la honestidad democrática.
Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.