Una ignominia intolerable.   

          La primera plana de los diarios de la Argentina y la región está, en estas horas, dominada por la figura de Fabiola Yáñez, ex pareja de Alberto Fernández, con un hematoma en el ojo derecho que patentizaba haber sido brutalmente golpeada y, además, con hematomas en el cuerpo.

          El autor de la golpiza, según todo indica, fue su concubino, que entonces era Presidente constitucional de la República Argentina.

          Ocupando ese cargo, que lo investía de la representación de su nación, la golpeada no fue sólo la señora Fabiola Yáñez.

          Los golpeados fueron todos los argentinos, fuimos todos los ciudadanos y pueblos hermanos y fueron los principios más elementales de convivencia, anteriores a toda política de género.

          A pesar de todas las sorpresas y todos los desbarajustes de la vida política y económica de la República Argentina, ver el retrato de la ex primera dama brutalmente agredida por su compañero Presidente y padre de su hijo, es soportar la consagración de una afrenta pública, es decir, una ignominia.

          Cuando esa ignominia es la noticia más importante de un diario como La Nación, se está proclamando que la corrupción del último gobierno peronista-kirchnerista fue mucho más profunda que lo mucho que se sabía.

          La Nación es el diario más antiguo de Buenos Aires. Lo fundó en 1865 Bartolomé Mitre, que en el primer editorial lo definió le fijó como “una tribuna de doctrina”. Si la tribuna de doctrina tiene como noticia principal una golpiza de machismo infame de un Presidente que se proclamaba protector de los derechos de la mujer, queda a la vista que todo estaba mucho más abajo que lo que había trascendido.

           Lo ofendido es la conciencia moral de pueblos que nacieron a la independencia con la esperanza de realizar las mejores doctrinas y no de ser gobernados por la miseria moral de un advenedizo creado por una ex Presidenta que buscaba ser parlamentaria para eludir los procesos penales que la tenían contra la pared.

          Como muy bien establece hoy la columna de Reymundo Roberts –en La Nación precisamente- “Cristina es la madre de la criatura. Parió un monstruito. Del mismo vientre salieron Aníbal candidato a gobernador de Buenos Aires, Boudou vicepresidente, Kiciloff ministro de Economía, Massita salvador de la patria”.

          Ante tanto oprobio, hermanémonos en afirmar todos juntos los valores morales y condenar esta manera ruin de pervertir el poder.

          Y cuidemos que en el Uruguay no crezca jamás esta clase de maleza.

          Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.