Anteayer sábado, en Valladolid, se cumplió la trigésimo octava edición de los premios Goya, que son una versión española de los Oscar de la academia hollywoodense.

         “La Sociedad de la Nieve” arrasó. El libro de nuestro compatriota Pablo Vierci fue llevado al cine por el español Juan Antonio Bayona con una admirable perfección artística y técnica. El resultado es una obra cinematográfica magistral, que no sólo fue declarada la mejor película del año 2023 sino que se alzó con 12 de las 13 categorías de los premios Goya.

         En estas horas, la contundencia de esos números da la vuelta al mundo. Y en el mundo, el triunfo del equipo español surge asociado con el Uruguay, porque es uruguayo el libro que inspiró el filme; y sobre todo, porque fue y es uruguaya la tragedia real que le dio trama y nervio a la obra. En cualquier caso, con el cuadro de valores a la vista, la conclusión clara es que existe un valor positivo a manejar y realizar.

La película que ya estaba consagrada en Netflix por 51 millones de visualizaciones en los primeros once días, volvió a ser reconocida por la premiación arrolladora de los Goya.

         Las decenas de millones de espectadores y la docena de premios cosechados merecen que en el Uruguay lo celebremos como un éxito competitivo, con especial felicitación para nuestro Pablo Vierci, que en su libro “La Sociedad de la Nieve”, publicado en el año 2008, formuló un enfoque nuevo y admirable sobre los hechos y los datos que se daban por conocidos. Su esfuerzo hacia la intimidad y su busca de la autenticidad constituyen la médula de su libro… y son la base del éxito de la versión cinematográfica que el mundo celebra ahora.

         El triunfo nos regocija como uruguayos. Pero la acumulación de premios Goya y la suma de visitas en Netflix no deben hacernos olvidar que a partir del 13 de octubre de 1972 nuestros compatriotas atrapados en la Cordillera enfrentaron una tragedia real ante la cual los supérstites afirmaron su voluntad de vivir, concretada en actitudes reflexivas, valientes y ejemplares.

         Por eso, a todos los premios que está cosechando “La Sociedad de la Nieve” deberemos sumarle, como nación, el premio mayor de nuestro aprendizaje de las lecciones de humildad y grandeza que nos impartió el denuedo de los muchachos de carne y hueso que consumaron la hazaña real en que se basa la película.

         Al fin de cuentas, la experiencia no consiste en la recordación de los hechos y sus detalles ni en la acumulación de datos o premios.

         La experiencia –tanto personal como histórica- surge cuando esos hechos y esos datos provocan reflexiones que nos sirven para vivir.

         Y en eso, estamos en deuda no sólo con la tragedia de los Andes.

Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.