El pasado 15 de agosto falleció en Montevideo el Dr. Víctor Soria. Fue un médico con talento, dedicación, sentimientos e ideales. Retirado desde hace años de la actividad, su trayecto vital y profesional dejó una fuerte impronta en todos quienes pudieron valorar su fuerte vocación de servicio.

Nacido en Tucumán, hizo toda su carrera en el Uruguay. En nuestro país constituyó su familia y en nuestro país volcó su capacidad para los estudios más minuciosos y para las explicaciones más claras.

Docente nato, fue Profesor de Anatomía grado 5, fue Profesor Adjunto de Neurocirugía en el Hospital de Clínicas y fue Jefe de Neurocirugía en la Asociación Española Primera de Socorros Mutuos.

Especializado en el Hospital Neurológico Saint Anne –Santa Aana- de París, el Profesor Soria fue el introductor en el Uruguay de la Estéreotaxia.

La Estéreotaxia es una intervención quirúrgica en el cráneo que es mínimamente invasiva que, usando un sistema tridimensional de coordenadas, localiza pequeñísimas estructuras y permite realizar una cirugía guiada a la profundidad del cerebro, drenar hematomas y mejorar el tratamiento de enfermedades como el Parkinson.

A los méritos científicos de su formación y su enseñanza, el Profesor Soria sumaba los valores de una alta sensibilidad humana y una precisión ejemplar en su modo de encarar, razonar y expresarse.

Era claro, afable y exigente con los demás y consigo mismo.

En la actualidad, las carreras universitarias vienen tiñéndose de un funcionalismo que las aleja de sus bases humanistas.

Sobre ese panorama, figuras como la del Dr. Víctor Soria están llamadas a ser ejemplo y guía para la recuperación humana de los servicios profesionales.

Esa recuperación es urgente y necesaria, porque lo humano no puede reducirse a reglamentos y protocolos… y tiene que estar abierto siempre a la fraternidad primaria de un “yo soy tú”.

Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.