Uno de los bancos más grandes del mundo –el HSBC- decidió despedirse de la Argentina.
La noticia cayó como un baldazo de agua fría en el ámbito gubernativo del vecino país, pero era algo que se venía imaginando desde hacía meses y es algo que deja una enseñanza trascendental.
Para empezar, la economía argentina no está en su mejor momento. La inflación sigue siendo el monstruo que acecha día tras día, y la falta de previsibilidad económica es un dolor de cabeza constante para cualquier inversor.
Pero los observadores señalan que el panorama político desempeñó un papel fundamental en la decisión de HSBC de dejar de trabajar en la Argentina.
El Presidente Javier Milei emerge como una figura política disruptiva, polémica y hasta agraviante. No hay semana en que no insulte –a veces soezmente- a los parlamentarios, a los periodistas y hasta a sus propios colegas economistas.
Javier Milei ha sido un factor determinante en la decisión de HSBC de dejar el país. Aunque Milei no está directamente involucrado en las decisiones del banco, sus propuestas y su retórica incendiaria han generado un clima de incertidumbre que no le hace bien a nadie. Las promesas de dolarización, la eliminación del Banco Central y su discurso de dinamitar la casta política no pasan desapercibidos para los actores financieros internacionales. Muchos inversores ven en Milei un riesgo más que una solución a los problemas económicos de Argentina.
Esas actitudes personalísimas del Presidente argentino alimentan la desconfianza de los inversores, evidenciando que no basta disminuir la inflación, no basta imponer sacrificios y no bastan las medidas económicas si no se siembra concordia, acercamiento y respeto persona a persona y sector a sector.
En economía se puede ser partidario del capitalismo o del socialismo o de una combinación de uno y otro, pero no se puede ser ciego ante la realidad de que la confianza se construye desde un clima de libertad no sólo económica sino política y conceptual.
Los hechos han mostrado muchas veces que es falsa la creencia de que a un país puede levantarlo un gobierno construido sobre dogmas económicos intolerantes
Es que la economía es una actividad de la persona entera y no puede desgajarse de los climas políticos turbios, enrarecidos o degradados, como le ocurre al hermano país en penosa reiteración.
Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.