El domingo 27 de julio, el pueblo de Venezuela fue a las urnas y votó. Nicolás Maduro buscó su reelección. La oposición, tras verse obligada a renunciar a los candidatos que le fueron prohibidos, montó la candidatura del señor Edmundo González Urrutia,

En la noche del 27 de julio, la autoridad electoral impidió que se divulgara el conteo público por circuitos, como se hace en cualquier democracia.

Cerrada la votación, después de unas horas de pesado silencio, la autoridad se limitó a declarar, abruptamente, que el triunfador era Nicolás Maduro, lo cual provocó múltiples manifestaciones de rechazo en las que hubo detenidos, hubo apaleados y hubo muertos.

En los días siguientes, el movimiento opositor logró publicar la mayor parte de las actas labradas en cada circuito, mostrando al mundo que González Urrutia fue el candidato más votado por la ciudadanía venezolana.

La respuesta del régimen venezolano no fue ventilar todas las actas. Las siguió ocultando. Al mismo tiempo, libró orden de captura contra el candidato opositor, reprochándole haber divulgado las copias de actas que sus partidarios conservaron desde el día de la elección.

Buscado por la policía de Maduro, González Urrutia debió pasar a la clandestinidad; de la cual emergió hace cuatro días, pero ya obligado a dejar el suelo de su patria merced a un salvoconducto que lo habilitó a exiliarse en España.

El episodio es obscenamente sórdido. Parece arrancado a una invención de la Historia Universal de la Infamia, de Jorge Luis Borges. Lo doloroso es que es real, y muestra sin pudor la miseria moral en que se hunden los sistemas totalitarios, incluso en pueblos que tuvieron épocas de luz democrática y albergaron desterrados, como bien lo sabemos en el Uruguay, que cuando sufrimos los dolores de la última dictadura, hallamos abrigo en la tierra de Bolívar y de Andrés Bello..

Si alguna duda pudo caber antes, con esta canallada electoral el régimen de Maduro sacó, para siempre, patente de dictadura y de infamia.

Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.

El gobierno de Venezuela La salida abrupta de Venezuela de Edmundo González Urrutia no ha paralizado las negociaciones al más alto nivel que buscan convencer a Nicolás Maduro de que su mejor opción es abandonar el poder. El consenso acerca de que el actual presidente venezolano fue derrotado en las urnas por el opositor ya es casi absoluto y las potencias de izquierdas de América Latina y Estados Unidos trabajan para que el chavismo se siente