Ayer, en la escuela 55 de Montevideo la madre de un alumno golpeó a una maestra, a una auxiliar de servicio y a la directora del centro educativo.

El hecho desencadenó la aplicación de la medida de paro que la Asociación de Maestros del Uruguay –Ademu- tiene prevista en forma automática para cada vez que se registra una agresión de esta índole.

En el caso de ayer, trascendió que la protesta magisterial condena no sólo la golpiza que desató la descontrolada madre. El paro condena, además, la hora y media que demoró en llegar la policía a retirar a la agresora.

El paro de maestros se produce hoy viernes 13 de setiembre, fecha que los profesores sindicalizados de Secundaria tenían ya resuelto parar, en protesta por “reiterados hechos de violencia en liceos”, a lo cual se suma que los profesores de la escuela Pedro Figari de UTU denunciaron públicamente la agresión que recibió un profesor por parte de un estudiante en crisis emocional.

Todas las gremiales docentes han rechazado los ataques personales –físicos, a golpes- que cada poco tiempo se dan en escuelas y liceos.

Esa condena es natural y hay que apoyarla, pero no sólo en el interés de los gremios docentes sino en interés de todos, porque el derecho a no ser golpeado lo tienen no sólo los maestros y los profesores.

Sí: el derecho a la seguridad personal lo tenemos todos, no por ser parte de un colectivo de trabajo, sino por el solo hecho de ser personas, integrantes de un Estado de Derecho cuya regla de oro es no hacerle al prójimo lo que uno no quiere para sí mismo.

En la caída general de la cultura, se ha perdido el respeto a los educadores. Y ese respeto hay que recuperarlo, pero no sólo en interés de los docentes sino en bien del sistema republicano de convivencia, que necesita la reeducación nacional en valores y en amor al prójimo.

Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.