Al iniciarse la penúltima semana de marzo, ya están diseñadas las principales alternativas para las elecciones internas que se cumplirán en junio: se han delimitado los competidores y se ha cumplido los actos de lanzamiento.
Cada candidato dice en voz alta cómo ve al Estado y qué se propone hacer en caso de que llegue a gobernar.
Eso está bien, porque la esencia de la democracia no se satisface enganchando votos tupidos por propagandas ruidosas pero vacías. La democracia funciona tanto mejor cuanto más consciente es cada ciudadano de lo que vota y la razón por la cual vota:… y el Uruguay llegó a tener buena tradición y muy buena escuela en materia de formación ciudadana.
Sin embargo, hay un aspecto que se vino descuidando en elecciones anteriores y que aparece desatendido también en este 2024 electoral: no se habla del papel que cada partido y cada candidato le asigna al ciudadano dentro del proyecto de país que propone.
Se habla de lo que hará el Estado, de los impuestos que cobrará o no, de los proyectos de obra pública y de la intervención más o menos fuerte que tendrá en los temas pendientes en seguridad, educación y economía; se habla de distribuir y reasignar lo que está, pero no se convoca a la ciudadanía a reformar las costumbres, no se invita a abrazar metas personales de superación y no se proclaman ideales que levanten la mirada colectiva hacia lo universal.
La experiencia del Uruguay y la de los pueblos hermanos de nuestra América Latina nos demuestra que ni la habilidad política, ni el carisma de un gobernante ni la aparente claridad de un programa económico basta para ordenar y levantar a un pueblo. Tampoco basta conseguir una mera coincidencia de intereses.
Además hacen falta metas altas, que a cada uno le inspiren no sólo las ganas de votar tal o cual programa, sino también –y sobre todo- el entusiasmo por levantarse cada día a luchar con entusiasmo, a perfeccionarse en el estudio y el trabajo, a derrotar la pereza física y mental, a afirmarse y crecer como persona…. ¡Y la afirmación de la persona –del ser de cada uno de nosotros- ens el eje central del sistema republicano que la Banda Oriental abrazó desde las Instrucciones artiguistas de 1813 y reafirmó desde la letra y el espíritu de todas las Constituciones que su pueblo se ha dado!
Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.