El 20 de Setiembre es reconocido internacionalmente como El Día de la Libertad de Pensamiento.
En nuestro país, la fecha es el “Día de la Libertad de Expresión del Pensamiento”, consagrado por la ley 17.778, promulgada hace 20 años, en mayo de 2004, con la firma del Presidente de la República Jorge Batlle y el Ministro de Educación y Cultura Leonardo Guzmán.
Nuestro Uruguay tiene amplia experiencia con la libertad de pensamiento, que nos impulsa a pensar sin prejuicios en el punto de partida y sin fanatismos en el punto de llegada. En nuestro suelo conviven en paz religiones y filosofías que en el mundo se persiguen, se encarcelan y se matan.
Nuestro Uruguay tiene también amplia experiencia con la libertad de expresar el pensamiento. Tenemos periodismo sin censura, tenemos prédicas antagónicas; y bien sabemos cuánto vale eso, porque medio siglo atrás sufrimos en carne propia la tragedia de perder la libertad de expresión por obra de la dictadura que atropelló la Constitución y vapuleó los derechos personales y colectivos.
Avanzando ya el siglo XXI, Internet ha abierto nuevas vías para la difusión de ideas y reflexiones en las redes sociales, que –como todas las herramientas- pueden hacer mucho bien si se usan para sembrar el bien y no para falsear o calumniar.
Pero también es cierto que la informática limita cada vez más el diálogo cara a cara: los formularios restringen lo que se puede plantear, acotan lo que se puede pedir y restringen y hasta prohíben el compromiso y la identificación del interlocutor, con lo cual están limitando a la persona, que es la sede originaria –natural- de la libertad de pensamiento.
Todo eso hace que una celebración del Día de la Libertad de Pensamiento deba ser mucho más que una evocación agradecida a las conquistas del pasado. El Día de la Libertad de Pensamiento debe ser un día de militancia: sí, una militancia que no debe ser sectorial ni partidaria ni gremial sino ciudadana –de todos los ciudadanos- porque la libertad de pensar es un derecho y una responsabilidad de la persona por el solo hecho de pertenecer a la raza humana. Y porque las amenazas contra la libertad ya no provienen sólo de los Estados dictatoriales, sino también de tecnologías que amenazan la esencia creadora de la humanidad y amenazan también la identidad espiritual e histórica de las naciones.
Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.