Hoy, 1º de octubre, es el Día Internacional de las Personas Ancianas.

En la fecha, el Secretario General de las Naciones Unidas, el portugués Antonio Guterres, ha llamado a reforzar los sistemas de atención y asistencia a las personas mayores en todo el mundo, volviendo a proponer que se envejezca con dignidad.

El envejecimiento de la población está transformando las estructuras de todo el mundo. La esperanza de vida al nacer supera actualmente los 75 años en la mitad de los países del mundo, lo que representa 25 años más que lo que esperaban los nacidos en 1950.

Se prevé que pronto, en el año 2030, el número de personas mayores va a superar al número de jóvenes, especialmente en los países en desarrollo.

A medida que la población envejece, la demanda de servicios integrales de atención sanitaria, cuidados y apoyo social ha crecido sustancialmente, sobre todo para las personas mayores con enfermedades como la demencia.

Puesto que, la conmemoración del Día Internacional de las Personas Ancianas se centra este año en el propósito de «Envejecer con dignidad”, los uruguayos debemos detenernos a meditar sobre lo mucho bueno que se hace en nuestro país por la ancianidad y a definir actitudes que nos lleven, de veras, a defender la dignidad en todas las etapas de la vida, y también en la vejez.

Nos han invadido toda clase de métodos despersonalizantes. Colocando tecnología donde antes había diálogo, se nos ha deshumanizado una parte demasiado grande de nuestra vida. Y eso, que es grave en la niñez y la juventud, se torna dramático en la vejez.

Hay demasiados ancianos aislados de sus seres queridos, alejados del sostén natural de los afectos, privados de sus costumbres al pasar a vivir aglomerados y achatados en casas de salud.

No podremos resolver todas las situaciones con las pocas reflexiones generales que caben en un editorial sobre el Día Internacional de la Ancianidad. Pero en todo editorial caben los propósitos y los valores.

Y eso –valores y propósitos- cabe en todo momento de nuestra existencia, respecto a aquellos que nos dieron vida y contexto, y que, precediéndonos en el envejecimiento, forman la malla de amor y diálogo que debe sostenernos para sobrevivir a todas las tragedias que se abaten sobre la condición humana.

Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.