No debe pasar inadvertida la carta del doctor Didier Opertti que en su última edición publicó el semanario Búsqueda.
Los conceptos de Opertti son siempre trascendentes. Opina con autoridad: es profesor emérito de Derecho Internacional y fue un excelente Canciller de la República. Dedicó su vida al estudio y a la militancia por el Derecho, siempre respetado y nunca envuelto en pequeñeces.
En su carta, el Dr. Opertti salió al cruce del argumento electoral de que por haber en el Uruguay pobreza infantil, no hay que hablar tanto de Venezuela.
Ese argumento impresiona y duele -porque la pobreza infantil nos duele a todos-, pero nada justificaría –afirma el ex Canciller- que fuéramos indiferentes a “la dramática situación que sufre Venezuela, presa de una dictadura sin límites, violatoria de todos los instrumentos jurídicos internacionales y regionales de protección de los derechos humanos y del Estado de Derecho y el Gobierno de Opinión”.
Con razón señala el Dr. Opertti que “tanto el drama nacional de la pobreza extrema como la quiebra de la democracia en Venezuela, son temas que están y deben estar en la agenda de los partidos políticos. Ninguno excluye al otro, respetando su diversa naturaleza y sus respectivos escenarios”. Y añade: “La situación de Venezuela ocupa un lugar central en la política exterior de los países democráticos, por ende en el nuestro, y el repudio a la dictadura, extendido y creciente, hace parte de una política de Estado que no se debe ignorar.”
Tiene toda la razón el respetado ex Canciller.
En materia de Derecho y de derechos, el Uruguay no debe caer nunca en falsas oposiciones. Si queremos sostenernos como República, debemos ser sensibles a las desgracias internas y externas, porque la raíz de nuestro sistema de vida radica en la personalidad humana.
Y la personalidad nos importa y nos duele cuando sufre pobreza, limitaciones y distorsiones en suelo nacional, y nos duele también cuando soporta persecución, cárcel y liberticidio en pueblos hermanos de América o cuando sufre muerte y desolación en tierras muy lejanas pero no ajenas a la sensibilidad universal desde la cual nos constituimos como República Oriental del Uruguay.
Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.