Opina Radio Clarín
Ayer se cumplió la interpelación al Ministro del Interior, que había pedido el Frente Amplio.
El Dr. Nicolás Martinelli, acompañado por su equipo, acudió a la Comisión Permanente del Poder Legislativo y se pronunció abiertamente sobre la situación carcelaria, que –como es notorio- ha venido deteriorándose a medida que ha venido creciendo el número de presos.
El asesinato de seis reclusos perpetrado hace tres semanas mediante incendio de una celda del Comcar fue el factor que puso sobre el tapete el tema carcelario, pero la interpelación no se redujo específicamente a ese horror.
Al contrario: en el diálogo que duró 10 horas, lo que se examinó fue lo que se hizo bien, lo que se hizo mal y lo que se dejó sin hacer a lo largo de 20 años.
La interpelante, diputada Bettiana Díaz, aclaró de entrada que no iba a pedir la renuncia del Ministro Martinelli, y estableció que el propósito era construir hacia adelante, porque –al decir de la legisladora- “este va a ser un problema que deberá atender la próxima administración, gobierne quien gobierne”.
Al cabo de la larga sesión, se aprobó una “serie de recomendaciones” a implementar en el mediano y largo plazo para disminuir “el riesgo que existe sobre la vida de las personas privadas de libertad y de las personas que trabajan en el sistema”.
La interpelante y el Ministro del Interior calificaron la jornada como “positiva”, porque en el diálogo se buscó “construir políticas públicas de largo plazo”.
A nosotros como ciudadanos, también nos parece positiva la jornada por la siembra hacia adelante que abre esperanzas para el sistema carcelario, tanto para las personas privadas de libertad como para los funcionarios que soportan amargas condiciones de trabajo, muchas veces con riesgo personal.
Y más allá del futuro de las cárceles, nos parece ejemplar la forma en que se desarrolló la interpelación. No hubo gritos ni munición gruesa. No hubo tiro al pichón ni hubo descalificaciones personales.
En cambio, hubo respeto entre adversarios.
Que eso haya ocurrido a tres semanas de las elecciones constituye un timbre de honor para nuestro Uruguay democrático republicano.
La interpelación de ayer fue la prueba cabal de que es posible construir el país de mente abierta –sin bandos, con ideas en discusión y ciudadanos pensando- que soñaron y sembraron Vaz Ferreira, Rodó y todos los grandes maestros de filosofía política que le dieron savia y lustre a nuestro Uruguay.
Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.