El 14 de octubre de 1964 –hace hoy 60 años- el pastor estadounidense Martin Luther King recibió el Premio Nóbel de la Paz.
A la vista de las guerras que ensangrientan el mundo actual, el aniversario no debe pasar inadvertido, ya que Martin Luther King fue un gran ciudadano de los EEUU, que –desde sus convicciones de pastor bautista- consagró su vida a luchar por los derechos humanos a través de la resistencia pacífica, sin guerra y sin violencia. Y murió como mártir de esa batalla, asesinado mientras predicaba.
El 1º de diciembre de 1955 en la ciudad de Montgómery –capital del Estado sureño de Alabama- Rosa Parks -una desconocida afrodescendiente- fue arrestada en un ómnibus porque se negó a cederle el asiento a un hombre blanco. En respuesta a ese arresto, King promovió un gran boicot a los ómnibus y planteó derechamente su reclamo de igualdad para todos.
La población negra sostuvo el boicot. King fue arrestado; y a fines de enero de 1956, los segregacionistas le atacaron la casa con bombas incendiarias. Pero nada detuvo la lucha de Martin Luther King.
El boicot a los ómnibus terminó en diciembre de 1956, cuando la Corte Suprema de Estados Unidos declaró inconstitucional la segregación en los autobuses y todos los lugares públicos.
Martin Luther King adhirió a la filosofía de la desobediencia civil no violenta, que había inspirado a Mahatma Gandhi para lograr la independencia de la India. Su arma era su prédica. Creía en el valor reformador de la palabra. Sus discursos encendían las energías más profundas.
Proclamaba que “los hombres se odian unos a otros porque se tienen miedo; tienen miedo porque no se conocen; no se conocen porque no se pueden comunicar; y no se pueden comunicar porque están separados.”
Y reclamaba: “Dejen resonar la libertad desde cada colina y cada montaña. Desde cada ladera, dejen resonar la libertad. Y cuando esto ocurra, cuando dejemos resonar la libertad, cuando la dejemos resonar desde cada pueblo y cada caserío, desde cada estado y cada ciudad, seremos capaces de apresurar la llegada de ese día en que todos los hijos de Dios, hombres negros y hombres blancos, judíos y cristianos, protestantes y católicos, serán capaces de unir sus manos y cantar juntos las palabras de un viejo canto espiritual negro: ‘¡Por fin somos libres! ¡Por fin somos libres! Gracias a Dios todopoderoso, ¡por fin somos libres!’»
Premio Nóbel hace 60 años, asesinado hace 56 años, las exhortaciones de Martin Luther King están vivas en la desesperación de los pueblos en guerra en Medio Oriente, en Ucrania y Rusia y en todos los rincones donde el odio genera ese gran crimen que es la guerra.
Para el mundo, Martin Luther King es un modelo.
Y para nosotros, los uruguayos, es un compañero en el sueño de una humanidad libre y fraternal.
Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín..