Al día siguiente de las elecciones, el Ministro del Interior dirigió al Presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol una carta en la cual textualmente dijo:

“Queremos comunicarle que en el encuentro del día 30 de octubre en el estadio “Campeón del Siglo” de Montevideo, entre el Club Atlético Peñarol y Botafogo de Futebol e Regatas, en el marco de las semifinales de la Copa CONMEBOL Copa Libertadores 2024, se disputará únicamente con público de la parcialidad local, es decir, parciales del Club Atlético Peñarol.

Esta decisión obedece al análisis de la Policía Nacional, tras los hechos de violencia ocurridos en la ciudad de Río de Janeiro, en la previa de la semifinal de ida, el pasado 23 de octubre, los cuales son de público conocimiento.”

La carta finalizó pidiendo que la AUF se dirigiera a la CONMEBOL para que se cumpliera la prohibición de ingreso al estadio de los hinchas de Botafogo.

Naturalmente, tanto Botafogo como la CONMEBOL reclamaron enérgicamente. Simultáneamente, la prensa internacional –que había elogiado el clima de libertad y garantías de nuestras elecciones del domingo- fustigó duramente la decisión ministerial.

La crudeza de las reacciones determinó que enseguida se encontrara una solución natural: jugar el partido en el Estadio Centenario, con la hinchada de Peñarol y la torcida de Botafogo alentando desde las tribunas y, naturalmente, la policía custodiando.

Hay que celebrar el acuerdo, porque lo natural es reeducarnos para la convivencia y no alimentar los resentimientos; y porque íbamos a proyectar una muy mala imagen de nuestra civilidad, si no éramos capaces de recibir a los cariocas con el señorío y la hidalguía que siguen siendo esperables y exigibles.

Al fin de cuentas, palabras como hidalguía, señorío y fair play no están de moda, pero, por eso mismo, el respeto, la cordialidad y la grandeza son valores y enseñanzas de primera necesidad que deben cultivarse con el ejemplo, en vez de abandonarlos por resignación.

Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.