Esta noche se cumplirá la tradicional conmemoración uruguaya de la Noche de los Cristales Rotos, organizada por la B’nai B’rit, la institución de beneficencia del judaísmo.
Hace 86 años, en la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, en la Alemania nazi que ya dominaba Adolfo Hitler se produjo una serie concertada de ataques contra los comercios, los domicilios y las personas de ciudadanos judíos.
Fue la Noche de los Cristales Rotos, organizada por las tropas de asalto del nazismo, que se desarrolló y ensangrentó mientras las autoridades alemanas observaban cruzadas de brazos, sin intervenir. Ese fue el mayor pogromo de la historia. La palabra pogromo –de origen ruso- no existía en los idiomas occidentales. La recogieron las crónicas de esa noche trágica y adquirió vigencia en la condena que la civilización le dedicó a los pogromos, que hoy la real Academia Española define como “masacre de judíos, promovida o aceptada desde el poder”
Al menos 91 ciudadanos judíos fueron asesinados durante los ataques y otros 30.000 fueron detenidos y posteriormente deportados en masa a los campos de concentración- Las casas de la población judía, así como sus sinagogas, sus hospitales y sus escuelas, fueron saqueadas y destruidas por los atacantes, no sólo en ciudades alemanas sino en metrópolis austríacas, especialmente Viena.
La Noche de los Cristales Rotos fue seguida por una persistente persecución política y económica a la población judía, y es considerada por los historiadores como parte de la política racial en la Alemania nazi que iba a desembocar en el Holocausto.
Esta noche se conmemorará esa tragedia, con la presencia de gobernantes y candidatos de todos los partidos. Esa presencia conjunta de los líderes que en estos días disputan el balotaje tiene un alto valor, porque refleja que en el Uruguay la libertad de culto es una realidad y prueba que –por encima de apasionamientos y apetitos de poder- en el Uruguay sentimos respeto por la diversidad y condenamos el racismo desde lo más profundo de nuestras vísceras.
Como fuente de muy diversas corrientes filosóficas –y no sólo como religión y como fuente originaria del cristianismo y aun del islamismo- el judaísmo es un interlocutor natural del pensamiento uruguayo. Es así desde antes que existiera el Estado de Israel y sigue siendo así por encima de las vicisitudes en que nos duele la guerra como lo que es: la mayor desgracia que los humanos pueden sufrir por causa de otros humanos.
Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín