En el último fin de semana, en el barrio Casabó –detrás del Cerro- una bebé de cinco meses fue asesinada por su padre, que la tenía en brazos y la tiró al suelo en medio de una discusión con su pareja. La madre llevó a la niña al Hospital, donde sólo pudo constatarse que había muerto. Presenció la tragedia el otro hijo de la pareja, que, con apenas 4 años, tuvo que ser asistido porque se hallaba en schock.

Los vecinos capturaron al hombre, que luego fue detenido por la Policía.

Para que el agresor pudiera declarar ante la Fiscalía de Homicidios hubo que esperar que se le pasara el efecto de las drogas que lo tenían dominado.

Sometido a la Justicia, quedó en prisión preventiva, imputado por homicidio especialmente agravado, un delito que es castigado con 15 a 30 años de penitenciaría, según dispone el Código Penal.

Ahora bien. En la conciencia moral, no bastan las palabras “homicidio especialmente agravado” para tipificar la infamia de un padre que asesina a su hijo bebé y no bastan 15 ni 30 años de cárcel para castigar una infamia de esa magnitud.

Tampoco basta con la indignación del momento, seguida por el olvido inmediato que facilita la vida apurada y distraída que se lleva en la actualidad. Hace falta mirar de frente la realidad de que estas ferocidades se están repitiendo cada poco tiempo. Hace menos de dos meses, en Minas, un hombre de 25 años asesinó a su hija de cinco meses después de ir a buscarla a Nueva Helvecia, donde vivía con la mamá. Y antes, en abril de este mismo año, un policía de 51 años mató a sus dos hijos, hirió de gravedad a su pareja y luego se suicidó en Rivera.

En su momento, esos hechos fueron noticia. Hoy ya se esfuman en la espesa niebla moral que acumula brutalidades en la crónica roja diaria.

Pero es un deber de conciencia pública mirar de frente la realidad de que se están corroyendo las bases de la sensibilidad nacional. Y es un deber de conciencia pública educar a fondo, para impedir que hijos de nuestro suelo se transformen en chacales.

Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.