Una estudiante adolescente fue asesinada, al recibir dos disparos de un desconocido que entró a su casa mientras ella estaba sentada haciendo los deberes del liceo.

Fue en el barrio Maracaná, y el crimen es la aplicación del “ojo por ojo” que viene avanzando en la guerra narco que se da en Cerro Norte entre dos bandas de traficantes de menudeo.

Hace algunas semanas, también en Cerro Norte, un niño de un año fue asesinado y su madre resultó herida. Ambos son familiares de integrantes de un clan que, en feroz revancha, habría mandado a matar a mansalva a la estudiante liceal, que cayó infamemente abatida apenas con 16 años, en un crimen cuya única explicación es que era hermana de un hombre que está en prisión por el asesinato del padre de un líder de una banda rival.

Frente a la casa donde se dio el asesinato hay una cámara del Ministerio del Interior y la secuencia en la que asesinaron a la joven duró alrededor de 40 segundos. Una moto llegó con dos ocupantes vestidos de negro, uno de los cuales se bajó y perpetró la salvajada.

Insistimos: es tiempo de reflexionar muy profundamente y definir actitudes nítidas para defender la paz social. Reclamamos esa reflexión y esa actitud a los gobernantes que están y a los gobernantes que vengan, pero sea quien sea el vencedor del balotaje, debemos reclamarnos reflexión y militancia civil a nosotros mismos, como personas que sentimos y como ciudadanos que pensamos.

Ya sabemos que comparando con los hermanos de nuestra América hispana, tenemos ventajas políticas e institucionales, porque no hemos sufrido las brutalidades en que incurrieron los Kirchner en la Argentina, no soportamos fraudes electorales como el que impuso Maduro en Venezuela y no tenemos a la Justicia bajo sospechas como está sucediendo en Chile. Ya sabemos que en la comparación el Uruguay sale victorioso y está registrado como primero en múltiples rubros. Pero ninguna ventaja comparativa puede ser bastante para acallar la indignación que provoca la sucesión de atrocidades que viene haciéndose costumbre, a medida que se olvidan unas tras otras, haciendo que la de hoy haga olvidar la de anteayer.

En la crónica policial se suceden los crímenes por venganza entre bandas de narcotraficantes de barrio. Las víctimas no son los adultos que compiten por el mercado de las drogas, sino los niños o los adolescentes del grupo familiar.

Ante la barbarie, la opinión pública no puede pasar distraída ni dejarse anestesiar.

Porque en eso nos va la calidad del alma colectiva de hoy y de mañana-

Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.