La Semana de Turismo es, en nuestro país, una cita obligada con el descanso.

          Los Bancos y algunas oficinas trabajan hasta el miércoles.  Muchos talleres y comercios bajan la cortina toda la semana y aprovechan para dar licencia a su personal. El país se inunda de descanso, paseos y espectáculos, entre los cuales sobresalen las domas y criollas esparcidas desde el Prado a todos los rincones gauchos que tiene la Banda Oriental.

          Por sobre ese clima de fiesta, sobrevuela un sentimiento religioso que vive no sólo en los católicos practicantes, sino en la legión de cristianos que no cultivan el rito romano pero cultivan fe a su manera. Y al costado de ese sentimiento religioso de las múltiples denominaciones evangélicas, muchos cultivan en conciencia un culto filosófico a lo universal, una vocación por la armonía y la unificación, muy similar a lo que, hace ya cien años, Vaz Ferreira llamó religiosidad.

          En verdad, para enfrentar las acechanzas de la región y del mundo, vamos a necesitar no sólo tener planes económicos y armar festivales multitudinarios, sino también defender y fortalecer el espíritu porque cada vez lo golpean más las brutalidades y atrocidades que se cometen en nuestra comarca y en el mundo: el sábado amanecimos con más de 130 asesinados en un atentado cometido en Moscú por media docena de fanáticos musulmanes del grupo terrorista ISIS; y hoy amanecemos con una bebé de sólo once meses herida de un balazo en la espalda, junto a sus padres que la tenían en brazos y también resultaron heridos.

          Vivir lúcidos y en orden exige esfuerzos cada vez mayores para soportar en equilibrio el martilleo constante de esta clase de noticias sin perder la esperanza.

          Esos esfuerzos son imperiosos en la hora actual.

          Hay que tenerlos muy presentes en todo momento, incluyendo la Semana de pausa que marca el calendario por encima de creyentes y no creyentes.

          Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.