Silenciada la metralla de la campaña electoral, habiendo definido la ciudadanía quiénes serán nuestros gobernantes en los próximos cinco años, se ha iniciado ya el respetuoso proceso de transición que imponen las normas y las costumbres de nuestra tradición republicana.
Naturalmente, en el aire flotan temas polémicos que están por resolverse: – si el Presidente electo Yamandú Orsi avanzará o no con el Proyecto Arazatí; si el gobierno entrante querrá que a la asunción presidencial del 1º de marzo venga o no Nicolás Maduro… y así sucesivamente: temas como esos han pasado a integrar la agenda periodística, obligadamente interesada en anticipar hacia dónde irán los golpes de timón con que la nueva administración frenteamplista va a diferenciarse del gobierno de coalición ejercido por el Dr. Lacalle Pou.
Es absolutamente natural que las iniciativas gubernativas y las políticas internacionales que se discutían desde la oposición, provoquen grandes interrogantes sobre el encare que les dará el elenco entrante. Pero al mismo tiempo, es absolutamente necesario que el Uruguay como país -es decir: el gobierno que se va, el gobierno que llega y la ciudanía entera- encare temas básicos que no han figurado en las controversias públicas pero condicionan y hasta asfixian el destino nacional.
Un tema pendiente es la baja natalidad: somos un pueblo sin impulso genésico: los números divulgados en estas horas nos confirman que en el Uruguay mueren más personas que las que nacen. La baja natalidad nos mantiene desde hace medio siglo en los 3 millones y poco más de habitantes, con tendencia a ser menos.
Otro tema pendiente es la mala formación en comprensión lectora que ponen de manifiesto los aspirantes a ingresar a carreras docentes, tanto en el área de magisterio, como en el profesorado de Secundaria y aun en la enseñanza universitaria. Cerca de la mitad de los postulantes tropiezan en la lectura, en la interpretación de lo que leen y en la elevación a concepto de lo que acaban de leer. En un país que sintió orgullo por su escuela y por su filosofía de la educación, éste es un escándalo.
Ni la natalidad ni el déficit de comprensión figuraron en la temática de la campaña electoral, pero la baja poblacional y la mala calificación en lectura son dos rémoras que vienen creciendo de década en década y siguen pendientes de encare y de solución.
Por lo cual, debemos unirnos hombro con hombro para remover esas desgracias, pensando en el bien común de un Uruguay que muchas veces ha sabido ser grande y hasta heroico para vencer adversidades construyendo caminos propios.
Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.