Opina Radio Clarín

Entre los incontables temas que encara Google, apareció su interés por determinar qué pueblo de América Latina puede considerarse el más inteligente.

La investigación no se la encargó a sociólogos especializados. Se la encargó a Géminis, que es la Inteligencia Artifical creada por Google.

Como si fuera un oráculo, a Géminis se le preguntó ¿Cuál es el país con las personas más inteligentes de Sudamérica? ¡Y la respuesta fue: el Uruguay! Sí: nuestro Uruguay.

La Inteligencia Artificial basó ese resultado en el sistema educativo -que se tiene por sólido-, en el nivel de alfabetización -que se tiene por alto- y en la inversión en ciencia y tecnología que es mayor que la de otras naciones. Tuvo en cuenta, además, que el promedio del coeficiente intelectual en el Uruguay es 96, mientras que en la Argentina es 93 y en Chile es 90.

La Inteligencia Artificial interpretó que la suma de estos datos hace que seamos comparativamente más despiertos que nuestros vecinos, pero la mirada sincera de nuestra inteligencia natural –no artificial- nos dice a las claras que ni el primer lugar en la clasificación ni la suma de todos los datos juntos, pueden garantizarnos pensamiento sano y robusto ni rectitud de conducta ni excelencia de los resultados.

La inteligencia natural nace gracias al apoyo de factores biológicos y ambientales, pero sólo crece y fructifica si a todos los datos del punto de partida se le agrega el amor a la sabiduría, el esfuerzo por aprender comprendiendo y la perseverancia en vencer las dificultades.

La inteligencia no es un dato del cerebro: es una actividad del espíritu, llamada a ser permanente.

Por eso, todo plan para engrandecer a nuestro Uruguay debe salir al rescate de la inteligencia, no ya como facultad sino como impulso y voluntad.

Porque sin impulso y sin voluntad, no hay ningún sistema –ni capitalista ni socialista- que pueda alcanzar las grandes metas que tenemos derecho a soñar y alcanzar, a partir de la responsabilidad de saber que hasta la Inteligencia Artificial reconoce que los uruguayos no somos tontos.

Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.