Finalmente, el Instituto Nacional de Estadística –el INE- presentó, en diciembre de 2024, los resultados del Censo Nacional del año 2023.

De hecho, en esta era de computación instantánea, demoró mucho más que en los tiempos en que sacábamos cuentas a lápiz, con sumadoras apenas mecánicas y elementales.

Cuantitativamente, el resultado simplemente confirmó lo que ya sabíamos: el Uruguay no sale de los tres millones y medio de habitantes. La cifra precisa ni siquiera llega a tres millones y medio: quedó exactamente en 3:499.451 habitantes.

Ese número nos ratifica que tenemos un mercado interno que no crece, y eso es grave. Pero, además, nos confirma que, como pueblo, no tenemos un impulso de vida que traiga hijos a un suelo arbolado por las esperanzas- Esa infecundidad y esa falta de horizontes se patentizan en cifras tan expresivas como que en 8 años bajamos de 49.000 nacimientos por año a sólo 31.000. Y eso es mucho más grave que la limitación del mercado interno, ya que indica falta de entusiasmo por el porvenir y falta de fe en lo misterioso y providencial de la vida misma.

Algunos datos revelados por el Censo son muy positivos. Por ejemplo, que en el territorio nacional tenemos çç 1:659.048 viviendas, lo que implica prácticamente un techo cada dos personas. Pero al lado de esa cifra, en sí misma plausible, aparece la realidad de que ha subido a 29 % del total la proporción de hogares monoparentales y que ha seguido creciendo el número de personas que viven solas.

Esto indica mucho más que una tendencia o una moda: indica el debilitamiento de la familia como célula básica de la sociedad, consagrada por la historia de la humanidad y amparada por la Constitución Nacional.

Por esto y por mucho más, este Censo 2023, cuyas cifras se conocen al terminar 2024, no sólo nos repite que somos pocos –cosa que ya sabíamos. Además, y sobre todo, nos interpela sobre cómo queremos ser y hacia dónde queremos ir, como personas y como nación.

Y ese es un tema que no se resuelve exportando hijos y nietos para que ganen mejor en el hemisferio norte, ni se resuelve trayendo inmigrantes de países más pobres que nuestro Uruguay.

Es un tema que requiere una profunda reflexión sobre nuestra identidad uruguaya, como personas, como ciudadanía, como pueblo y como Nación que sabe, por enseñanza de Artigas, que “nada podemos esperar que no sea de nosotros mismos”.

Por lo cual, los interpelados por el Censo somos, efectivamente nosotros mismos.

Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.