Al mediodía de ayer domingo, en una vivienda ubicada en el cruce entre las calles Garibaldi y Freire, en Las Piedras, un hombre de 68 años le disparó tres tiros a su ex pareja. Enseguida se pegó un tiro en el cuello y en el abdomen,

Al llegar la policía, la pareja estaba aun con vida. Transportados ambos a la Mutualista CRAMI, el hombre murió, mientras la ex compañera -una señora de 77 años- quedó con un brazo fracturado y otros males, pero, felizmente, hasta ahora viene salvando la vida.

Todo indica que la tragedia fue premeditada. El hombre fue a la vivienda a llevar recibos de OSE y UTE, y cuando terminó de hablar, se despidió, sacó un arma y le disparó a quemarropa a la que había sido su amor. Solo uno impactó en el cuerpo de su ex pareja, dándole en el brazo causándole fractura.

Al presentar los resultados del primer semestre de 2024, el subsecretario del Interior, Pablo Abdala, y el director de la Policía Nacional, José Manuel Azambuya, presentaron datos que mostraron 11 femicidios menos en la primera mitad de 2024 que los que hubo en el primer semestre de 2023.

Esa cifra habría sido alentadora si no hubiera venido acompañada por 21.459 denuncias de violencia doméstica y delitos asociados: sí, casi veintiún mil quinientas denuncias –un guarismo estremecedor, pues arroja un promedio de 56 denuncias por día, es decir, más de dos denuncias de violencia doméstica por hora.

Esos números indican que, aunque de un año a otro hayan bajado los femicidios, en el Uruguay hay vastos sectores que tienen mal armada la base afectiva de la convivencia, tienen mal elaborados los sentimientos personales y tienen más fuerte la agresividad que los frenos. Lo cual impresiona en los números, pero mucho más debe estremecernos como evidencia de la laya de vida en que hemos venido a parar.

Para salir de este hundimiento colectivo, no basta por sí solo el trabajo de la policía ni la buena intención con que se muevan los gobiernos, cualquiera sea su orientación política.

Hace falta recuperar a la persona desde mensajes que la eleven, sabiendo que el desamor llega al extremo en la violencia homicida, pero menudea en la vida diaria y provoca distanciamiento espiritual allí donde debería haber amor y solidaridad.

Con este panorama, es tiempo ya de dejar de medir crímenes en números y es hora de combatirlos en el alma personal y colectiva de todos los sectores de la sociedad nacional.

Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.