Terminada la segunda semana de dos mil veinticinco, vuelve al primer plano de la atención pública la conformación del equipo de gobierno que ha de acompañar al Presidente electo Profesor Yamandú Orsi a partir del 1º de marzo.

Los nombres son importantes, porque los gobiernos tienen las cualidades y los defectos de las personas que los integran.

Los lineamientos económicos son importantes, porque nuestro país sufre múltiples déficits, que se mantienen por encima de los cambios de partido gobernante, por lo cual el Uruguay tiene el imperativo económico de crecer.

Nuestras carencias materiales se miden en números macro, que aparecen -con grandes títulos y cifras también grandes- en la información que recibimos día por día.

Pero nuestro país no tiene sólo carencias materiales , que se vuelcan en estadísticas. Además, y sobre todo, sufrimos carencias culturales que están en la base de nuestras desgracias.

Esas carencias culturales no son de izquierda, de centro ni de derecha: son déficit humano a secas. Van de las matemáticas a la lógica y de la literatura a la sensibilidad. Y es en esos déficits culturales -insistimos: humanos- fincan buena parte de nuestras desgracias.

Desde el vaciamiento de la idealidad pública hasta la proliferación de bocas de narcotráfico, estamos viviendo un achique del horizonte personal y colectivo.

Eso no se expresa en números ni se arregla sólo con éxitos económicos. Requiere sembrar ideas, generar convicciones lúcidas, levantar la mirada hacia valores superiores, elevarnos como personas y como nación.

La empresa de elevarnos culturalmente como nación debe tener como protagonista al Estado, pero debe contar con la iniciativa y el impulso de la ciudadanía erigida en opinión pública, ya que sin nuevos horizontes culturales no habrá desarrollo económico que nos afiance el destino. Por lo cual, el tema no debe quedar afuera del gobierno que vendrá.

Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín,