Hace décadas se acuñó en nuestro país la convicción de que el año empezaba recién cuando llegaba a Montevideo el último participante en la Vuelta Ciclista del Uruguay.

          Eran otros años y era otra Vuelta, pero la observación merece mantenerse viva. Desde antes de Navidad el país adquiere ritmo de verano y sólo lo abandona cuando termina la Semana de Turismo. Sí: las vacaciones escolares, liceales  y universitarias, sumadas a las licencias -veraniegas en su mayoría- y a los horarios de verano que mantienen algunas oficinas, nos construyen un país que se acuesta tarde y se divierte más que en el resto del año.

          Por eso, hoy, primer día hábil después de  Turismo, tiene que ser una jornada de fuerza, decisión y voluntad.

          Y sobre todo, hoy debe ser una jornada de reflexión, porque el pensamiento es el que rige al mundo y así como físicamente somos lo que comemos, moralmente somos lo que pensamos.

          Sí: lo mismo en las personas que en las naciones, cada uno vive desde los sentimientos que cultiva y desde las ideas que desarrolla.

          Los programas económicos y las campañas electorales procuran conseguir adeptos para posturas o ideologías, pero ni las actitudes ni las doctrinas pueden dar frutos benéficos a la persona o el pueblo que se deja convencer por el efectismo de las propagandas, y no piensa por sí mismo ni vibra con ideales que busquen que esa persona o ese pueblo saquen cabeza y levanten vuelo.

          Si al terminar Turismo tenemos la gran largada de la vida nacional, recordemos que en este año tenemos no sólo la responsabilidad de llevarnos a buen puerto como personas y como país, sino, además, la responsabilidad de elegir lo mejor posible los partidos y los elencos que habrán de gobernarnos a partir del 1º de marzo de 2025. Para esa fecha ya no falta un año. Faltan sólo 10 meses y 29 días.

          Por lo cual, nuestro primer deber es reflexionar, escuchar, dialogar y formar convicciones profundas, de modo que nuestra lucha -familiar, laboral y humana- se ilumine con valores y nos levante hacia el mejor destino.

          Sí: nuestro primer deber es pensar, porque el pensamiento dirige al mundo y genera, día por día, nuestro irremplazable destino.

          Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.