Como saben nuestros oyentes, el fin de semana quedó tristemente signado porque un ataque a mansalva que, en el Congo, el grupo rebelde M23 dirigió a un vehículo de combate que ocupaban militares uruguayos al servicio de las Fuerzas de Paz de las Naciones Unidas.
En ese ataque, murió el soldado 1° Rodolfo Álvarez, perteneciente al Grupo Mecanizado de Escuadrones de Caballería N°1. Tenía 39 años de edad y 10 de servicio. Era chofer de vehículo pesado y tenía experiencia en misiones de paz.
El fallecido dejó esposa y dos hijos, uno de ellos de sólo 4 meses y estaba por retornar al Uruguay en dos semanas más.
A su vez, otros cuatro militares resultaron heridos- Uno de ellos –el sargento Adrián Fernández- recibió lesiones de tal gravedad que debió ser intervenido dos veces y se encuentra internado en un CTI de la ciudad de Kampala, Uganda.
La misión del Uruguay en el Congo es proteger a la población civil. Como certeramente dijo el Ministro de Defensa Nacional, Armando Castaingdebat, “gracias a que los cascos azules de Uruguay están ahí, miles de congoleños están con vida”.
Ahora bien. Según informaron desde el Ejército Nacional, “en las últimas 24 horas se ha registrado un deterioro de la situación de seguridad en la provincia de Kivu Norte, donde fuerzas del M23 han intensificado sus operaciones militares, promoviendo el retiro masivo de la población civil del área afectada”.
El Comandante en Jefe del Ejército, Gral. Mario Stevenazzi, declaró: “Según la información que tengo, el M23 estaría avanzando con entre 3.000 y 4.000 hombres, con armamento moderno, con medios de inhibición de señal, con medios dirigidos de cohetes y con tanques. Y las Naciones Unidas, con los medios que tiene ahí, no está en condiciones de enfrentarlo”.
Si esas son las nuevas condiciones en que debe trabajar la Misión de Paz, cabe no sólo reclamar la intervención política de la ONU para detener las acciones de guerra. Además, habrá que reconsiderar la estrategia de la actuación y hasta la pertinencia o no de continuar el servicio en estas condiciones.
La apreciación debe ser militar y política. La decisión debe ser administrativa y gubernativa. Pero el tema queda planteado, por más que la víctima fatal hasta ahora sea una sola.
Porque una vida vale siempre, lo mismo si es de un civil que de un militar. Y si la ONU no provee medios proporcionados a la situación, nuestro país debe considerar si corresponde, o no, proveer soldados para que arriesguen la vida por el sueño de ganar un poco más.
Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.