Como es tradicional, ayer 2 de febrero miles de seguidores se congregaron en costas y ríos uruguayos para rendir homenaje a Iemanjá, la Orixá de las aguas y madre de la vida según la tradición afroumbandista.

En tiendas desplegadas a lo largo de la playa, las maes y los caboclos practican sus rituales con el resonar de tambores y cencerros, mientras largas filas de creyentes aguardan el momento de ser bendecidos.

Tras la caída del sol, se acumularon las ofrendas, en puntos tradicionales encabezados por la Playa Ramírez, transformando por una noche la arena de la bahía y el clima del Parque Rodó.

En el Uruguay, la religión umbanda es francamente minoritaria, pero recibe protección y respeto de la mayoría que no es umbandista.

Se han denunciado algunos ataques a monumentos, pero se trata de hechos individuales que no son representativos del clima de tolerancia que sostiene nuestra convivencia en paz.

Ya en las Instrucciones de Artigas, se establecía que en la Banda Oriental “la libertad civil y religiosa será garantizada en toda su extensión imaginable.”

Hoy, cuando están por cumplirse 212 años de las Instrucciones del Año XIII, el mandato artiguista es una realidad en la Constitución, en las leyes y en la vida práctica.

En el mundo – especialmente en Medio Oriente- hay grandes bolsones de intolerancia religiosa, persecución religiosa y odio religioso.

En el Uruguay vivimos en un Estado sin religión oficial, que respeta oficialmente a todas las religiones, cristianas o no cristianas.

Y en ese respeto finca un orgullo cuya base de libertad no debemos olvidar jamás.

Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.