El Presidente Yamandú Orsi inicia su gobierno en un contexto internacional muy diferente al de cinco años atrás, cuando asumió Lacalle Pou.

El 1º de marzo de 2.020 NO había estallado el covid, NO había guerra de Rusia contra Ucrania y NO estaba al rojo vivo el conflicto de Israel con los terroristas de Hamas. Las intolerancias y las alianzas parecían claras. Las alineaciones parecían previsibles. Cuando asumió como Ministro de Relaciones Exteriores el economista Ernesto Talvi, el cuadro mundial era relativamente claro.

En cambio ahora, al empezar su quinquenio el Presidente Orsi con el nuevo Canciller Mario Lubetkin, el Uruguay está llamado a insertarse en un mundo trizado, desorientado y dislocado:

. tras la epidemia de covid, todos nos distanciamos de todos, en lugar de acercarnos al prójimo;

– Israel fue criminalmente agredido por matanzas y secuestros en masa de los terroristas de Hamas, que desencadenaron respuestas mortíferas sin que ninguna tregua parezca abrir esperanzas de paz;

– la crisis migratoria se agravó en Europa, empujando votaciones hacia los partidos nacionalistas de derecha; y

– se viven ya tres años de guerra entre Ucrania y Rusia.

Se dio la paradoja de que en las mismas horas en que acá vivíamos fraternalmente la transmisión de mando, el presidente estadounidense Donald Trump se aliaba con Putin y maltrataba al Presidente de Ucrania, en una escena pública afrentosa.

Ocurrido el descalabro, Europa se reunió en Londres, reiteró su apoyo a la resistencia ucraniana, mientras Estados Unidos confirmó que asume las posiciones rusas, desgajándose de sus aliados europeos.

Es en ese marco de incertidumbres y amenazas que el Uruguay deberá movilizar su tránsito internacional en esta nueva etapa.

Todo indica que estamos llamados a atender el más alto interés nacional, que no finca sólo en el comercio exterior sino en la realización de los ideales humanitarios que le dieron identidad a nuestro pueblo hace más de 200 años y le forjaron cimientos permanentes a la Constitución Nacional.

Al fin de cuentas, en nuestra comarca y en el mundo entero el Derecho es un enorme esfuerzo de razón, orden y lógica en medio de ceguera, brutalidad y fuerzas pasionales desatadas.

Y nuestro deber de uruguayos es luchar por el Derecho mucho más allá de nuestra dimensión física y nuestro peso diplomático.

Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.