La seguidilla de atentados narcos, donde resultan baleados veinteañeros, adolescentes y hasta niños, ha continuado impertérrita, sin enterarse de que cambió el Ministro del Interior y cambió el Presidente de la República.
Igual que antes del 1º de marzo, los dramas y las tragedias- siguen golpeándonos día a día. Desgraciadamente, confirman la dura realidad, que subraya nuestra prédica editorial: el Uruguay afronta problemas que están muy por encima de las diferencias políticas y mucho más allá de las batallas por el poder.
Si la Constitución de la República manda a garantizar a los ciudadanos el derecho primario a la vida y a la libertad, los asesinatos y los atentados que perpetran los criminales organizados tienen que dolernos por igual, aunque hayamos votado distinto.
Y si no ha retrocedido el armamento narco por los cambios de Presidentes y de Ministros a través de los 15 años largos corridos desde que asumieron Tabaré Vázquez y Eduardo Bonomi, quiere decir que hace falta una reflexión política que se ubique por encima de las ideologías, las grietas y las groserías que se vierten en las redes.
Hace falta que reflexionemos juntos, escuchándonos recíprocamente con oído atento y cabeza abierta. Hace falta que recordemos que pensar en términos públicos no es lamentar nuestras desgracias, sino generar actitudes y crear soluciones que las combatan hasta desterrarlas de nuestro suelo de paz.
Para ello, debemos reconstruir el vigor de las convicciones y la rectoría de los principios, uniéndonos contra el crimen en vez de discutir quién fracasó más.
Para ello, debemos enriquecer la prédica humanista, de modo que cada ciudadano viva a partir de sentimientos fraternales y razones válidas, de modo que el conjunto de la ciudadanía recupere su fuerza como opinión pública, porque la opinión pública lúcida y activa es un elemento esencial del vivir en libertad.
Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.