El viernes pasado falleció el Cr. Ricardo Pascale, recibiendo reconocimiento y afecto de todos los sectores políticos y todas las instituciones que integró y sirvió.
Dedicó su vida a sembrar ideas y sensibilidad. Trabajó denodadamente como contador y economista, tanto en la actividad privada como pública. Fue un docente de vanguardia.
Presidió el Banco Central en los gobiernos del Dr. Julio María Sanguinetti Escribió ocho libros y más de cien monografías sobre temas materiales, como la evaluación de empresas, los riesgos crediticios y los modelos de crecimiento económico.
Con la misma intensidad se consagró al arte plástico. Su quehacer buscó integrar las líneas abstractas con la extensión del espacio y con lo concreto del significado y el símbolo. Supo utilizar los recursos más elementales -como la cuerda, el cable o la cadena- en la construcción de curvas con la masa distribuida uniformemente, sólo sometidas a las fuerzas de la gravedad.
Retirado de la función pública desde hacía tres décadas, el escultor Ricado Pascale parecía haberle ganado el alma al economista Ricardo Pascale. Y sin embargo, hace sólo tres meses presentó un nuevo libro que tituló “El Uruguay que nos debemos”, donde reflexiona sobre la necesidad de situarnos ante el futuro y acelerar el crecimiento del Producto Bruto Interno. Allí Pascale expone su visión, enriquecida por la base ancha de su cultura, llamándonos a avanzar a través del desarrollo en el Uruguay de la economía del conocimiento.
De origen italiano, el Cr. Ricardo Pascale tuvo inteligencia para la interpretación matemática de la proyección económica y, al mismo tiempo, cultivó su sensibilidad hacia el arte como abstracción y como mensaje de ensanchamiento espiritual. Semejante apertura de espíritu no es frecuente en el Uruguay de hoy y por eso mismo, cuando se presenta en personalidades como la de Pascale, hay que valorarla como expresión de un modelo humano que no debemos perder.
Es que para levantar vuelo nos hace falta no achatarnos bajo el peso de los datos de lo que meramente ES y, en cambio, sacudirnos el peso de los hechos y trascender la realidad con alma de artista.
Despedimos a Pascale con todos los honores que se ganó en vida y con la voluntad de trabajar, por encima de pujas sectoriales, para que todos juntos nos ascendamos al Uruguay que nos debemos, que deberá surgir desde la inteligencia abierta a lo universal, de la cual Pascale selló personalmente un paradigma admirable.
Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.