El presidente Yamandú Orsi pronunció ayer su primer discurso en una cumbre internacional. Se estrenó en la Novena Cumbre de Jefes de Estado de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que se realiza en Honduras-

En su mensaje defendió la cooperación regional, habló sobre la libertad individual, reivindicó el fin del bloqueo a Cuba y el derecho de Argentina sobre las Islas Malvinas.

Comenzó señalando la importancia de la Celac como un lugar de búsqueda de la “integración política, económica, social y cultural” de los países latinoamericanos y caribeños, y destacó el objetivo de conseguir el “bienestar social, el crecimiento económico y el desarrollo sostenible” de los pueblos sobre la base de “la democracia y la equidad”.

Hasta aquí estamos de acuerdo.

Orsi afirmó que la “democracia no es sólo un acto eleccionario” –en eso también concordamos-, pero en seguida afirmó que la democracia “adquiere sentido y perdura” cuando “es capaz de asegurar a su gente condiciones esenciales de trabajo, alimentación, salud, seguridad, recreación y cultura”. En eso ya no concordamos.

La democracia es un régimen institucional para convivir libremente entre gente que discrepa y para que la mayoría gobierne y la minoría controle libremente.

Ese régimen institucional no depende, y no debe depender, del mejor o peor éxito de los gobiernos en la dura lucha contra la pobreza, que amenaza a los pueblos desde los albores de la historia.

Sean los gobiernos de izquierda o derecha, todos tienen el deber político y constitucional de batallar duro por el crecimiento de la economía.

Pero el valor de las instituciones democráticas no depende del éxito o el fracaso de cada gobierno.

Es al revés: cuanto más errores hay para rectificar, más vale la democracia y más se necesita la libertad individual para plamar nuevas orientaciones, en bien de todos.

Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.