A los 89 años, Mario Vargas Llosa murió en su Perú natal. Nacido en Arequipa, se hizo ciudadano del mundo describiendo e interpretando el alma y las angustias vitales de sus compatriotas. De él puede decirse que obedeció fielmente el consejo de León Tolstoi: Pinta a tu aldea, y serás universal.

Tras Julio Cortázar y Gabriel García Márquez, Vargas Llosa era el último protagonista viviente de la gran trilogía que, en el último tercio del siglo pasado, colocó a la novela latinoamericana en la cúspide cultural de Europa.

Mario Vargas fue escritor en todas las facetas. Además de los grandes títulos de su narrativa –La Ciudad y los perros, Conversaciones en la Catedral y muchos otros- Vargas Llosa escribió para teatro La señorita de Tacna, una obra entrañable sobre el alma de la mujer que envejece solitaria. Fue ensayista, fue columnista internacional, fue conferencista. Militante por la libertad, Vargas Llosa condenó tanto a las dictaduras de derecha como de izquierda.

Su pasión por la vida pública lo hizo aceptar en 1990 ser candidato en las elecciones que le ganó el Ingeniero Fujimori, quien tiempo después dio un golpe de Estado, se declaró dictador, huyó al Japón pero terminó su vida pública en la cárcel, acusado de crímenes y corruptelas múltiples.

Con Vargas Llosa muere el escritor latinoamericano más laureado de la historia. Fue Premio Nóbel de Literatura en el año 2010. Antes había recibido el premio Cervantes, el premio Príncipe de Asturias, el premio Rómulo Gallegos y muchos más. Y después, hace dos años, fue el único escritor hispano recibido en un sillón permanente de la Academia Francesa de las Letras.

Al ingresar, el 9 de febrero de 2023, Vargas Llosa se preguntó en voz alta por el futuro de la literatura. Y se respondió que es posible que ella desaparezca, pero agregó: “Un mundo sin soñadores sería pobre y triste, sería un mundo sin aventuras aburrido y siniestro, sería un mundo orquestado por los poderosos, sometido a su constante vigilancia. No es eso lo que queremos.

“Por el contrario, la literatura deberá continuar su tarea de explorar la vida y la muerte y de fijar nuevas fronteras a la imaginación de los seres humanos, y mantener la gran masa de sueños e irrealidades que las letras acumulan. Ahí radica la verdadera vida, indirecta y sobrenatural.”

Mario Vargas Llosa admiraba al Uruguay porque aquí –decía- las instituciones funcionan”. Lo despedimos con el afecto de quienes lo admiramos de lejos y lo supimos cercano en el culto por el valor de la palabra bien discurrida y el valor de la libertad, creadora de lo que vendrá.

Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.