La perspectiva de unas elecciones presidenciales libres en Venezuela recibió un duro golpe el viernes, cuando el máximo tribunal del país confirmó que prohíbe la  candidatura de María Corina Machado.

          El fallo se produjo meses después de que el presidente Nicolás Maduro y la oposición alcanzaron un acuerdo para “nivelar” las opciones políticas antes de las elecciones de este año.

          Ese acuerdo llevó a que Estados Unidos aliviara las sanciones económicas al gobierno de Maduro, pero después que la abogada María Corina Machado ganara las primarias presidenciales -con el 90% de los votos a favor-, el gobierno de Maduro borró con el codo lo que había firmado con la mano.

          Después de que el tribunal emitió su fallo, Machado tuiteó que no está terminada la «lucha por conquistar la democracia a través de elecciones libres y justas» y acusó a Maduro de elegir el camino de  hacer elecciones “fraudulentas».

          Con esta prohibición, se han vuelto a esfumar las esperanzas de que en la azotada Venezuela, el gobierno y la oposición dialoguen civilizadamente.

          Se ha producido lo que ya es clásico en los totalitarismos que se instalan en las costas del Caribe: amagan dialogar, hacen fintas de acercamiento, echan a correr esperanzas… y al final todo vuelve al punto de partida, que siempre es la voluntad de quedarse en el poder y no entregarlo, que es lo que mueve al dictador y la corte que lo rodea.

          Puesto que ese recorrido es el que hacen siempre los dictadores, es hora de identificarlos, señalarlos y repudiarlos desde los sentimientos democráticos, en lugar de tenerles simpatía o antipatía por ser de izquierda o por ser de derecha.

          Cualquiera sea la política económica que desarrollen y las banderas con que se recubran, las dictaduras son dictaduras y nada las justifica, porque nada justifica que a las personas se les ampute la libertad y a los pueblos se les robe su soberanía.

          Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.