En Durazno, un hombre de 43 años mató a cuchillazos a su esposa y a su hija de 16 años, hirió a otras dos hijas –de 9 y 12 años– y en seguida se suicidó.
La reacción de las autoridades fue la debida. Las niñas sobrevivientes reciben acompañamiento institucional. El propio Presidente de la República expresó su dolor y tuvo la honradez espiritual de reconocer que no debemos acostumbrarnos a esta clase de hechos y admitir que algo se está haciendo mal para que ocurran atrocidades como ésta.
En realidad, nadie puede decir que el Estado se ocupa poco de la agresividad y la delincuencia intrafamiliar. Bajo el nombre de Violencia Doméstica,, se persigue un amplio abanico de inconductas, llevándose a los tribunales no sólo a los grandes agresores sino también a los que incurren en faltas menores. Los Juzgados de Violencia Doméstica se atiborran y se desbordan día tras día. Repetimos: nadie puede decir que el Estado hace poco.
Pero la realidad es que el Estado no basta, y nunca va a bastar, para regir y ordenar las conductas individuales. El brazo armado y en alto de la policía no puede alzarse a tiempo para prevenir las tragedias. Ante la decisión enceguecida del asesino y suicida, la policía siempre llega tarde.
Basta saber que es así, para que nos demos cuenta de que el trabajo que nos falta no radica tanto en los organismos del Estado como en la educación.
Es tiempo de reconocer que el Estado no basta y es tiempo de recordar que el Estado no es todo y jamás podrá ser todo.
Es tiempo de hablar no sólo de campañas de salud mental sino de recuperar los buenos sentimientos y reeducarnos individual y colectivamente en filosofías que afirmen la vida y enseñen a manejar la adversidad, la congoja y la desesperación.
No se trata de confiar todo a mandamientos estatales o tratamientos científicos. Se trata de recuperar la enseñanza de nuestras madres, de nuestros pensadores y filósofos, ya se expresen en libros sesudos y difíciles o se vuelquen en poesía lírica o en la improvisación de payadas que siembran valores y acuñan proverbios.
Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.