En su edición de hoy, El País informa que el hombre de 31 años que hace meses, en La Teja, mató a su ex pareja con una puñalada en el pecho, fue condenado a 22 años de penitenciaría. El asesino tenía prohibido acercarse y estaba bajo control policial mediante tobillera, pero se sacó el dispositivo, estuvo prófugo y reapareció para matar a mansalva a quien alguna vez había sido su ilusión, eclarando con cinismo “Soy 100% culpable del fallecimiento de esta mujer”,

En esta misma jornada, Montevideo Portal informa que en la tarde de ayer, en Parque Miramar, un hombre de 67 años mató a su esposa de 66 y ya fue detenido por la policía.

El Ministerio del Interior comunicó que entre el 1° de enero y el 18 de mayo hubo diez femicidios. Agregando el crimen de ayer en Parque Miramar, llegamos a 11 femicidios entre el 1º de enero y hoy 20 de mayo, lo cual indica un promedio de más de dos casos por mes.

La dura realidad es que ni la educación formal ni la prédica institucional ni los medios de difusión están ocupándose de la reeducación sentimental y moral que está haciendo falta a gritos: sí, verdaderamente a gritos –gritos de las víctimas ante los horrores de la agresión y gritos de sus seres queridos ante lo irreparable de la tragedia.

Para que los derechos humanos rijan como verdad social vigente, no basta perfeccionar las normas, no basta reformar los códigos ni tampoco basta multiplicar los Juzgados especializados en violencia doméstica.

El crimen debe prevenirse en los sentimientos y las ideas de cada ciudadano, restableciendo la escala de valores, de modo que si el amor de pareja desaparece, rija el respeto de persona a persona.

Como muy bien enseñó un tango de Juan Pablo Marín – que grabaron Oscar Larroca y Alberto Castillo- “cuando no se quiere más, cuando se termina todo, no se actúa de ese modo, tan cobarde, tan brutal. Es más lindo con el alma en la palma de la mano, ser un poco más humano cuando no se quiere más”.

Si no tomamos en serio y a fondo los mensajes nobles del arte, nuestra convivencia seguirá encharcándose en atrocidades ante las cuales es inadmisible sentirse indiferente.

Así los siente y así lo afirma Radio Clarín.