Sobre la hora 21 del domingo pasado, en Bulevar José Batlle y Ordóñez esquina Neyra, un ciudadano de 66 años y una señora de 57 murieron súbitamente por consecuencia de que su automóvil Chevrolet fue chocado por un BMW que circulaba hacia el sur.
El conductor del BMW, de 26 años, estaba corriendo una picada, en competencia con otros tres vehículos manejados por otros tres irresponsables.
En el momento del choque, el vehículo BMW desarrollaba 120 kilómetros por hora, en circunstancias que en ese tramo la velocidad máxima reglamentaria es 60 kilómetros.
El conductor, con sólo 26 años de edad, quedó sometido al procedimiento penal de rigor, que se formalizó ayer.
Con realismo, hay que deplorar que ninguna pena que se le aplique al conductor va a restituirle la vida a las dos víctimas que fallecieron en el acto, por la única causa de que a un desalmado se le ocurrió manejar su vehículo al doble de la velocidad que permiten las normas vigentes y que recomienda el simple sentido común.
En el Uruguay en general, y en Montevideo en particular, hace falta que nos reeduquemos colectivamente para que todos aprendamos a cumplir mejor las normas establecidas a beneficio del bien común.
En materias delicadas y peligrosas como la conducción de vehículos, hace falta que las normas se comprendan no sólo con la lógica de la cabeza para salvar el examen de conductor. Hace falta que las normas se interioricen, se sientan y se vivan como una parte fundamental del respeto hacia el prójimo.
En definitiva, el Derecho es una forma mayor de encuentro de todos con todos.
Y eso requiere una fortaleza de conciencia que hace falta no sólo en los irresponsables que corren picadas, sino en todos los ámbitos en que hacemos la vista gorda… con peligro y daño no sólo en avenidas y caminos de la patria.
Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.