Opina Radio Clarín                                                       martes 24.06.25

Hoy se cumplen 90 años de la tragedia aérea de Medellín donde murió Carlos Gardel.

         Radio Clarín le rinde homenaje permanente, lanzando al Uruguay y al mundo la voz de Gardel en el primer tramo de las horas pares, día y noche, año tras año.

         En ese homenaje se patentiza el reconocimiento a la coloratura vocal del Mago, a su expresión, a su modo de decir y a su manera de interpretar. Pero Carlos Gardel es, para nosotros, para el Río de la Plata y para la América andina, el símbolo vigente de mucho más que una voz sobresaliente. Gardel forma parte inseparable de nuestra manera de mirar y sentir, porque Gardel fue el intérprete natural de todos los estados del ánimo, desde la intimidad amante a la amistad afectuosa, desde el aplauso admirador hasta la exhortación y la indignación.

         El repertorio de Gardel se inscribió en el alma colectiva de los pueblos, porque le habló con palabra sencilla a la mujer de lucha y al hombre común, y porque supo cantar poemas inmortales a las relaciones y los sentimientos que se traspasan de una generación a otra y palpitan más allá de los tiempos.

         90 años después de la muerte de Gardel, la lucha de cada mañana y cada noche es la misma que un siglo atrás  y el mundo vuelve a enfrentar tinieblas y tragedias, con guerras, hambrunas y hasta genocidios más o menos disimulados. Frente a la deshumanización de casi todo, el ser humano está llamado a erguirse con valores incondicionados, los valores incondicionados que atesora la poesía, el tango, la canción, la melodía que Gardel cantó por intuición de artista.

         En tierras que ya no sentimos lejanas, “al grito de ¡Guerra! los hombres se matan” y ya no cubren de sangre los campos de Francia, sino los campos de Ucrania, Rusia, Israel, Gaza, Irán y el Congo.  Madres, esposas, hijos, pierden a sus seres más queridos… y cuando todo haya pasado, en el “silencio de las almas” un coro de madres volverá a mecer “en las cunas nuevas esperanzas”.          Porque en su voz siempre afinada Gardel nos grita verdades de hoy y para hoy, las nueve décadas que le homenajeamos no son de su muerte sino de su vigencia y de la convocatoria viva a defender nuestra