EDITORIAL 465

                                                 miércoles 02.07.25

         El Informe Mundial de Drogas, presentado en Viena por la Organización de las Naciones Unidas, establece que en nuestra región se ha comprobado  un “aumento del tráfico de cocaína”, acompañado por un “elevado índice de violencia”. El Informe indica, además, que  el Uruguay es el primer consumidor de cannabis, éxtasis y opioides de América Latina y, al mismo tiempo, está segundo en consumo de cocaína y opiáceos.

         Estos datos no pueden sorprendernos. Antes que los tabulara la ONU en sus planillas Excel, y antes de recibirlos como noticia abochornante, los uruguayos ya teníamos clara conciencia de que en nuestras calles avanzó el consumo de drogas, patentizado en vidas destrozadas y en crímenes sin razón y sin piedad.

         Más que números, estadísticas y ubicación deplorable en la tabla mundial de consumidores, la drogadicción se nos manifiesta, desde hace años, en crecientes dramas y tragedias personales, familiares y hasta laborales.

         Por eso, no debemos consolarnos con las observaciones más o menos técnicas que puedan formularse respecto a la metodología con que se recogieron los números que ahora informa la ONU. No debemos consolarnos, porque ante el avance de la drogadicción y el narcotráfico, no cabe ninguna entrega y no es admisible ninguna resignación.

         En definitiva, la industria de los psicotrópicos ilegales logró pasar del mercado negro y vergonzante a un mercado casi abierto, que hasta aparece revestido de misterio y con aureola de poder.

         A la vista del daño concreto que se infiere a seres humanos de carne y hueso, a la vista de la facilidad con que se introduce el lenguaje de los consumidores en los liceos y hasta en las escuelas, sostenemos que es un deber público alzar la voz de la ciudadanía, reclamando que se emprenda contra las drogas –contra todas las drogas- una campaña de educación emocional y sanitaria igual o mayor que la que, en su momento, se realizó, con todo éxito, contra el consumo de tabaco.

         Porque la honra de haber sido líderes en la lucha contra el tabaquismo la estamos enfangando y enterrando con la deshonra de encabezar la nómina latinoamericana de la adicción a drogas que hacen mucho más daño que el tabaco, puesto que arruinan a los individuos, a las familias y a las comunidades. Contra eso, debemos luchar todos unidos.

         Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.