La Justicia dictó una primera sentencia conclusiva en el  horrible femicidio de la adolescente argentina Lola Chomnalez, perpetrado en Barra de Valizas en diciembre de 2014 cuando la víctima tenía apenas 15 años.

          Se recuerda que Lola viajó a Barra de Valizas el sábado 27 de diciembre de 2014 y se alojó en la casa de su madrina. Al día siguiente, salió a caminar por la playa y desapareció. Dos días después fue encontrada, enterrada en una zona de médanos.

          Mediante la autopsia se determinó que murió asfixiada por sofocación y que presentaba varios cortes hechos con un arma blanca en distintas partes del cuerpo.

          Por ese crimen –que nunca fue olvidado- se condenó ayer a Leonardo David Sena para que cumpla 27 años y 6 meses de penitenciaría efectiva, por homicidio muy especialmente agravado.

          El Juez Letrado Dr. Juan Giménez Vera hizo constar que tuvo presente la peligrosidad del criminal, sus antecedentes -una condena anterior por lesiones y otra por violación- y el hecho de haber enterrado el cuerpo de la  niña enseguida de matarla.

          Después de largos años de indagaciones, con pistas erradas y diligencias infructuosas, el asesinato de Lola Chomnalez finalmente se aclaró gracias a la precisión con que se practicaron las sucesivas pericias al ADN de la sangre encontrada en el lugar del hecho y de la sangre de múltiples sospechosos que desfilaron por las sedes policiales y judiciales.

          Como ciudadanos, debemos sentir alivio porque el caso Chomnalez no terminó impune. La policía y la Justicia merecen felicitaciones por su persistencia y sus resultados en este caso.

          Pero junto a ese sentimiento, debemos estremecernos con la dura realidad de que en las mismas horas en que se dicta sentencia sobre el asesinato de hace diez años, perpetrado en el Departamento de Rocha, se cometió otro feroz femicidio que costó la vida a otra joven, Bárbara Cecilia Prieto, estudiante de 24 años. El asesino ya fue identificado, está preso y en su momento resultará condenado… pero ni la condena tardía del caso Chomnalez ni la prisión inmediata del asesino de Bárbara devolverán la vida a las víctimas ni restituirán la alegría que perdieron sus seres queridos.

          Por eso, la conciencia nacional debe estremecerse con cada crimen como si fuera el primero y deseando que sea el último.

          Porque si nos acostumbramos a esta clase de salvajadas, dejaremos de ser un Estado de Derecho que garantice la vida de cada uno, como bien manda la Constitución.

          Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.