Se cumplen hoy 199 años del Desembarco, en la playa de la Agraciada, de los 33 Orientales que comandaba Juan Antonio Lavalleja.

          El feriado se desplaza al lunes próximo, por motivos turísticos. Pero los orientales que hace casi dos siglos cruzaron desde Buenos Aires no cruzaron por turismo, sino por  un acendrado sentimiento patriótico. Por eso, y por muchas razones más, no debe pasarnos inadvertida la fecha que ellos esculpieron en el calendario nacional.

          En 1825 la Provincia Oriental estaba bajo el dominio del Imperio del Brasil. El emperador Don Pedro l la hacía llamar “Estado Cisplatino” y la hacía gobernar por el teniente general Carlos Federico Lecór.

          La campaña oriental era contraria a la ocupación que habían empezado los portugueses y que, al independizarse y transformarse en ‘imperiales’, continuaron los brasileros.

          La campaña y una parte importante de Montevideo no olvidaban los ideales republicanos y no renunciaban al propósito de lograr la libertad de la Provincia Oriental.

          En ese contexto, un puñado de orientales empezó a reunirse en Buenos Aires, en una sastrería ubicada en el costado sur de la Plaza de Mayo. Allí, en secreto, se forjó el proyecto de un levantamiento general que acaudillaba el coronel Juan Antonio Lavalleja, absolutamente leal al ‘general en jefe Don José Artigas’, que en 1820 se había exiliado para siempre en el Paraguay.

          La misión que abrazaron los Treinta y Tres era arriesgada hasta el límite de la quimera. Buscaba enfrentar a la mayor potencia militar de América Latina, apostando al amor a la patria y a la capacidad de resistencia de un pueblo sin organización institucional.

          Juan Spikerman, cronista de la ‘Cruzada Libertadora’ y uno de los ‘33 Orientales’, escribió en sus ‘Memorias’: “Permanecimos en la isla de Brazo Largo hasta el 18 de Abril. En aquella fecha nos embarcamos en los dos lanchones y navegamos durante la noche, hasta ponernos a la vista de la costa oriental”. Y cuenta Spikerman “El 19 de abril, a las 11 de la noche desembarcamos en la costa del Uruguay. En ese momento no pudimos menos que besar el suelo de la Patria. Nuestro Jefe Lavalleja tomó la Bandera y dirigió una proclama llena de fuego y patriotismo a la que contestamos con el mismo valor, jurando llevar nuestra empresa de Libertad o Muerte’.

          Esa empresa le dio signo y personalidad a la República que iba a constituirse recién en 1830 pero comenzó a alumbrarse el 19 de Abril de 1825, con el heroico Desembarco de los Treinta y Tres.

          La fecha merece reverencia y meditación. Nos enseña el poder que inviste la idealidad de unos pocos, si se la sirve con la entrega que merecen los ideales.

          Nos infunde un mensaje para hoy y para el porvenir de la República de todos que es, y debe ser, el Uruguay.

          Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.