Como supo todo el Uruguay, a principio de marzo una tal Paula Díaz denunció al Profesor Yamandú Orsi, acusándolo de haberla agredido, no pagarle servicios de prostitución contratados e irse dejándola herida y tirada en el suelo del Parque Roosevelt.
La denunciante ayer se retractó ante las cámaras de Canal 4. Dijo que el hecho le había sucedido realmente años atrás, pero con otra persona, no con Orsi.
Con estas declaraciones, la denuncia queda sin efecto y el señor Yamandú Orsi queda aliviado y exonerado de la infamante acusación.
Pero el asunto no puede ni debe terminar con una retractación genérica, porque no aparece explicado por qué motivo se urdió semejante canallada y porque el delito de calumnia debe castigarse por mandato constitucional y por imperio del Código Penal.
Felizmente, la Fiscalía de Corte, a cargo de la gran Magistrada que es la Dra. Mónica Ferrero, dispuso anoche mismo que se remita la grabación completa del programa de Ignacio Álvarez a las Fiscalías pertinentes. Felizmente, se movilizan procedimientos que deberán raspar hasta el hueso y promover el castigo de las o los responsables.
Felizmente, se anuncia que en estas horas el Partido Nacional va a expulsar de sus filas a la militante que, por lo que queda a la vista, participó de la siniestra conjura.
Y felizmente también, todos, sin distinción de partidos, nos quedamos con una indomable repugnancia en las vísceras y una patética sensación de fragilidad.
Repugna, sí, hasta los tuétanos, que se usen armas tan viles en contiendas políticas que deberían ser torneos de ideas y propuestas. Repugna que la infamia se convierta en espectáculo, cuyo éxito se mide en puntos de audiencia sin reparar en la corrosión de lo más caro y más noble que tenemos, que son los valores humanistas y republicanos que inspiraron y deberán inspirar siempre a los uruguayos.
Y además de repugnar, estremece saber que uno o dos chantas pueden atropellar la paz de cualquier persona de bien, arruinándole la reputación a través de las redes sociales y algunos medios formales que se prestan a divulgar bolazos sin controlarlos responsablemente.
El Uruguay volverá a ser estable y triunfador cuando su escena política se nutra con siembra de valores y con lucha de ideas y proyectos, en vez de gastar su tiempo y su energía en el espectáculo ruin de la difamación.
Así lo siente y lo afirma Radio Clarín.