En el sonado asunto de la falsa acusación dirigida contra el precandidato frenteamplista Yamandú Orsi, faltan completarse las etapas de investigación y castigo en relación con la protagonista Romina Papasso.
Pero todos debemos darnos cuenta de que el Uruguay tiene problemas más importantes para plantear en su campaña electoral.
Y todos debemos compartir dolor y vergüenza por las horas de atención, las cargas de energías y el gasto de recursos policiales y judiciales que sufrió la República por obra y gracia de la superchería mayúscula que tuvo en vilo a la opinión pública, durante mucho más tiempo que el que merecía la aventura inmoral de dos marginales.
No son marginales por su identificación de género. Lo son por haber introducido en la campaña electoral los infiernos de la calumnia y la difamación.
Establecido el repudio generalizado, es hora de dar vuelta la página y elevar la atención pública a los reales problemas humanos que nos circundan y nos atropellan.
La distracción que, a todos los ciudadanos, nos imponen temas de la laya que planteó el dúo delictivo que hoy está sometido a la justicia -como corresponde- no debe inducirnos a perder de vista los temas que sí deben ocupar nuestra atención porque atañen al interés directo de cada uno de nosotros y de la República toda.
En esa línea, ocupémonos de trabajar en asuntos de real importancia para el País, como lo son -cada vez más- la caída general de la cultura la necesidad de potenciar la educación en todas sus ramas, la calidad de la salud y la propulsión del trabajo.
Por todo eso y por nuestro destino futuro,, ocupémonos de analizar, observar y distinguir con inteligencia al candidato que elijamos en conciencia para inscribirlo en la lucha electoral por la Presidencia.
No nos dejemos arrastrar y distraer en cuestiones que, aun habiendo sido graves y deprimentes, no merecen que les demos la prioridad full time que les entregamos durante largas semanas de tiempo malgastado, dejando de lado lo que sí importa para salir adelante.