La señora Fiscal de Corte en funciones, Dra. Mónica Ferrero, dispuso ampliar la investigación administrativa destinada a averiguar de qué manera pudieron filtrarse los chats que intercambiaron el ex senador Gustavo Penadés y el ex Presidente del Directorio del Partido Nacional, Pablo Iturralde.
La ampliación de esa indagatoria es una necesidad de orden público, porque el secreto de las comunicaciones privadas está protegido constitucionalmente y porque la limpidez de los procedimientos es un requisito básico para que las instituciones de Justicia tengan autoridad moral y jurídica, como mandan las normas republicanas y exige el sentido común de la ciudadanía.
Por eso, hay que felicitar la decisión de seguir averiguando hasta que todos sepamos cómo pudo ser que unos intercambios por WhatsApp sucedidos hace un año largo llegaron a la luz pública cuando ni siquiera estaban incorporados a la carpeta investigativa de la Fiscalía competente.
Y, además, hay que felicitar a la actual Fiscal de Corte, a quien le ha caído la pesada tarea de reemplazar, en tiempos de turbulencia, al subrogante del titular que, tras una larga y fuerte campaña mediática, renunció para irse a trabajar como abogado particular.
Hay que felicitar, sí, a la Dra. Mónica Ferrero porque realiza su tarea en silencio, sin cámaras y sin micrófonos, con su nombre apenas pronunciado en los medios de difusión.
Cuando tantas versiones se cruzan y cuando el servicio de la Fiscalía General de la Nación aparece cuestionado en términos políticos que le amenazan su pureza jurídica, lo mejor que le puede ocurrir al Ministerio Público es recuperar la ejemplar discreción con que lo ejercieron los jerarcas ejemplares que supieron regirla en épocas que no están tan lejanas como para enterrarlas en el olvido.
Al fin de cuentas, una de las mayores garantías que podemos tener para un Estado de Derecho es contar con Magistrados que, en vez de hacer ruido en diarios y radios, se expresen y nos orienten a través de sus dictámenes y sentencias, de modo que todos estemos seguros de que los servicios de Justicia están en manos de gente sabia y prudente.
Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.