Hace hoy 51 años, el Uruguay amaneció con el Parlamento cerrado por decisión de las Fuerzas Armadas que refrendó Juan María Bordaberry, quien –habiendo sido electo por el voto en las urnas- resolvió entenderse en junio de 1973 con los golpistas que en febrero le habían impuesto el Pacto de Boiso Lanza.

Las Fuerzas Armadas, que habían sido llamadas a combatir contra la guerrilla desatada por los tupamaros, dominaron la estructura que se instaló con la colaboración de quien traicionó su juramento de guardar y defender la Constitución de la República.

Manejando ilusiones y pretextos ideológicos, el Uruguay entró en la más amarga experiencia institucional de su historia. Se prohibió el funcionamiento de los partidos políticos. Se reprimió la libertad de prensa. Se generalizó el espionaje policial.

Al mismo tiempo, proliferaron las detenciones administrativas sin plazo y sin información del lugar ni las condiciones en que se alojaba a los privados de libertad sin plazo y sin juez. Y en ese contexto, se aplicaron torturas y asesinatos en condiciones repugnantes.

Al cumplirse hoy el quincuagésimo-primer aniversario de la instauración de la dictadura, coincide que estamos en vísperas del silencio público de dos días que impone la veda previa a las elecciones internas de los partidos políticos.

Ese silencio para votar limpiamente es exactamente lo contrario a aquel silencio que hace ya más de medio siglo se impuso como una mordaza que sólo terminaría de caer el 1º de marzo de 1985, cuando la dictadura traspasó el poder al Presidente electo Dr. Julio María Sanguinetti, al cabo de 11 años, 8 meses y dos días de oscurantismo, persecuciones y crímenes, que subsiguieron al malhadado decreto del 27 de junio de 1973.

No pasemos distraídos sobre este deplorable aniversario.

Recordemos con emoción a todos los que a la vista o en el anonimato, entregaron su vida, su sufrimiento y su destino a defender la libertad republicana, en la trágica etapa que empezó con la guerrilla urbana y desembocó en la dictadura.

Y valoremos la libertad electoral de estas jornadas como el enorme bien que hoy, 27 de junio de 2024, vuelve a diferenciar a los uruguayos por su vocación de convivencia y reconciliación en torno al más preciado bien de la condición humana: la libertad.

Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.