El sábado pasado, 6 de julio, en la amplia sala Benito Stern del Municipio de Punta del Este, se cumplió el Encuentro Binacional de Escritores organizado por “Al Pie de la Letra”.
Con la dirección de su fundadora, María Mercedes Gallardo Fernández y con la presencia de Marta Estigarribia – Presidenta de la Asociación Uruguaya de Escritores (AUDE-), se cumplió una jornada memorable, a salón lleno, y con la participación de varios amigos de la familia radial uruguaya, entre ellos la escritora Sandra Rüsch de Racioppi. y el escritor Ramiro Guzmán.
El acto fue una alta oportunidad para que confraternizaran escritores argentinos y uruguayos, mostrando una vez más el valor de unir la razón y el sentimiento en la palabra reflexiva, que proyecta hacia afuera los polos del discurrir y el sentir.
La época actual aparece tecnológica, informática, generadora de Inteligencia Artificial y gestora de la soledad y el aislamiento de la criatura humana.
Las personas y los pueblos que tenemos sensibilidad y que ambicionamos lograr respuestas claras, hallamos en la literatura un camino que sirve mucho más allá del pasatiempo, más allá del entretenimiento y más allá del éxito o el fracaso de cada jornada.
La creatividad artística que se vuelca en la literatura y la poesía no figura en los balances ni en las cuentas internacionales sobre el Producto Bruto Interno. Pero vale, pesa y proyecta futuro, como muy bien entrevieron los griegos de los siglos previos a la era cristiana, que acuñaron la palabra “poiesis”, que significaba creación y que fue el origen de nuestro vocablo poesía.
El Uruguay y muchos países occidentales han vivido medio siglo, o más, volviéndole la espalda a la literatura y la filosofía. Hemos rendido culto al materialismo, olvidando cómo los poetas nos enseñaron a aletear como personas y como pueblo.
Felizmente, la inspiración no muere, y hoy existe una legión nacional de artistas de la palabra que, en todos los géneros, buscan las grandes verdades del ser humano y cultivan los grandes sueños de la condición humana.
Allí vive un semillero que es lo mejor de nuestra vida y, como en los tiempos de Carlos Gardel, se vuelca en poema, libro o estribillo de piezas musicales emparentadas con la Eternidad.
Y todo eso es demasiado importante para olvidarle su autoridad y su importancia, mucho más allá de las industrias del ocio y el entretenimiento.
Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.